La plantilla de Alcoa teme ahora un cierre temporal en A Coruña

F. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Juan Herrero | EFE

Inquietud entre los trabajadores tras parar Arcelor dos plantas en el País Vasco por un problema similar al de la factoría gallega

20 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Vivimos en la inquietud permanente, esa es nuestra vida diaria», confiesa Juan Carlos Álvarez Corbacho, el presidente del comité de empresa de Alcoa en A Coruña, una factoría sobre cuyo futuro planea la incertidumbre. La dirección de la multinacional deshoja una margarita a la que parecen crecerle los pétalos cual setas, pues lleva un par de años lanzando mensajes ambiguos sobre esa fábrica. Deja claro que es vulnerable, que está en peligro... Pero no aclara si la cerrará, venderá o qué piensa hacer. «No hay nada decidido», insisten desde la dirección.

De momento, capea el temporal y sigue funcionando. Pero el temor de los casi 400 trabajadores que tiene en plantilla se acrecienta por momentos. Y esta semana, un poco más, por las noticias que llegan desde el País Vasco. El gigante indio Arcelor Mittal cerrará temporalmente la planta de Zumárraga, después de hacer lo propio con la de Sestao (antigua Altos Hornos de Vizcaya). ¿El motivo? Claramente, la falta de rentabilidad por la fuerte competencia del acero chino, que ha tirado por los suelos los precios de este metal. Ocurre lo mismo, y por idéntico motivo, con el aluminio, al que se dedica Alcoa. Y ya se sabe aquello de si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar.

Corbacho admite que el cese temporal de la producción es una posibilidad más que real para la fábrica coruñesa, porque las «amenazas son muchas, pero peleamos todos los días» contra ellas. De hecho, el grupo decidió el año pasado cerrar tres plantas en Estados Unidos, dos de forma temporal y una para siempre.

El bajo precio al que cotiza el aluminio es uno de los problemas. La plantilla lleva meses llamando a la puerta de las autoridades políticas europeas para que veten la llegada en masa de aluminio extracomunitario, sobre todo chino y ruso, que se produce a precios más bajos, gracias, entre otros factores, a las ayudas públicas que recibe ese sector siderúrgico en algunos países. «Contra eso no podemos competir», lamenta el presidente del comité coruñés. La invasión de ese metal está alterando a la baja las cotizaciones internacionales.

Pérdidas millonarias

Esta crisis le está costando dinero a Alcoa. El año pasado, el grupo perdió 112 millones, frente a los 248 de beneficio que obtuvo en el 2014. La compañía no facilita resultados por países o plantas. Pero fuentes de la empresa adelantaron el sábado que el grupo en España había mantenido en el 2015 el nivel de facturación en torno a los 1.000 millones de euros.

Pero lo que ocurre en los mercados internacionales del aluminio no es la única amenaza que pesa sobre la fábrica. También lo es el precio de la energía eléctrica. Alcoa, como el resto de industrias intensivas del país, participa cada año en un subasta competitiva para conseguir megavatios con una bonificación económica con cargo a los presupuestos del sistema eléctrico -que pagan fundamentalmente los consumidores vía recibo de la luz-. En las dos pujas celebradas hasta ahora, Alcoa consiguió menos incentivos de los que necesitaba, según la empresa, que no precisó cuántos había logrado. Alcoa se esfuerza más por lograr bonificaciones para la fábrica de San Cibrao (Cervo), más moderna y más eficiente.