España comienza a percibir los primeros síntomas del frenazo económico mundial

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

KIM KYUNG-HOON | Reuters

Los indicadores de confianza se resienten y el consumo se ralentiza en el arranque del año

21 feb 2016 . Actualizado a las 09:49 h.

Los avisos de que la economía mundial se está ralentizando y de que su crecimiento va a ser menor del que se esperaba no dejan de sucederse. Los organismos internacionales -desde el FMI a la Comisión Europea- han revisado a la baja sus previsiones y el jueves se les sumó la OCDE en idéntico sentido. El organismo que preside Ángel Gurría justificó su pesimismo en la ralentización acusada de los países emergentes y en la modesta recuperación de los avanzados y reclamó una «respuesta colectiva» que reactive la demanda, convencido de que «las políticas monetarias por sí solas no funcionarán».

Ese escenario internacional con riesgos crecientes -desde China a la evolución del precio de las materias primas y, en especial, del petróleo, pasando por el viraje en la política de tipos de EE.UU.- sumado al peso de la incertidumbre política nacional, han comenzado a dejarse sentir en la economía española, que ha estrenado el año con los indicadores de confianza en retroceso y con el consumo, aunque en positivo, creciendo a menor ritmo. En los despachos se están encendiendo ya algunas alertas ante el temor a la recesión.

Las previsiones

Avisos de Moody?s al BBVA. La guinda de que la fiesta puede estar a punto de dejar de ser divertida para España la puso en la noche del viernes Moody?s. La agencia de calificación de riesgos, aunque destaca que el actual crecimiento del país está entre los más potentes de la eurozona (del 3,2 % en el 2015), cree que responde más a una cuestión cíclica que estructural, por lo que pese a mantener en aprobado medio la nota de la deuda soberana, ha rebajado su perspectiva de positiva a estable. El motivo es que considera improbable que se adopten nuevas reformas estructurales en el país en tres o cuatro años, «sea cual sea la composición» del próximo gobierno, lo cual tendrá implicaciones negativas para el crecimiento y la hipertrófica deuda pública, de casi el 100 % del PIB.

Más madera. El servicio de estudios del BBVA en su último informe pronostica un crecimiento del 2,7 % del PIB, aunque da la voz de alarma sobre que la inestabilidad política comience a afectar a las decisiones de empresas y hogares, pese a que el deterioro observado hasta ahora en las variables financieras ha sido «moderado y solo relativo».

La bolsa

Un desplome del 18 %. «El mercado ha predicho nueve de las últimas cinco recesiones», decía el economista y premio nobel Paul Samuelson, para indicar que los mercados no siempre anticipan los ciclos económicos. El arranque del 2016 ha sido catastrófico en las bolsas. El Ibex ha llegado a perder el 18 % de su valor desde principios de año y la semana pasada fue la peor desde el rescate para el parqué español, con el sector financiero como principal damnificado, debido a las dudas sobre la solvencia de Deutsche Bank y al miedo generado por la situación de la banca italiana, que ejercieron un efecto contagio. La pregunta es la de si el pánico inversor está anticipando una nueva recesión o es una simple sobrerreacción. La mayoría de los analistas se apuntan, por el momento, a la segunda explicación, pero el incierto escenario global y doméstico no ayuda a conjurar el miedo.

Las inversiones

Los extranjeros frenan sus operaciones. Los inversores extranjeros no se han ido, pero tienen congeladas sus decisiones. «Saldremos si cobra fuerza un Gobierno con Podemos», dicen desde un gran banco de inversión internacional. Y ese sentimiento afecta no solo a los mercados de valores sino a inversiones de todo tipo. «Los extranjeros todavía mantienen posiciones e incluso las han tomado en activos líquidos, como la deuda pública, pero donde están totalmente interrumpidas las las inversiones es en los activos ilíquidos: compra de empresas, inmobiliario, capital riesgo...», confirma otro gestor español de fondos.

El empleo

Un mercado por inercia. España se enfrenta al reto de un frenazo mundial con más de cuatro millones y medio de parados. Y eso no ha sucedido ante ninguna otra crisis, donde había mucha más grasa, no solo en el mercado laboral, sino también en el conjunto de la economía. Enero es tradicionalmente negativo para el empleo. La Seguridad Social perdió una media de 204.000 afiliados (-1,2 %) respecto al mes anterior, cifra además más abultada que las registradas en enero del 2014 y 2015, cuando el sistema restó 199.902 y 184.031 cotizantes respectivamente. En algunas empresas sostienen que la inseguridad sobre el futuro marco legislativo -si cambiará o no la reforma laboral- también está echando atrás las contrataciones.

La compra de coches

Positiva, pero menos. La adquisición de vehículo es un buen termómetro de consumo. La patronal de los concesionarios, Faconauto, valoraba las ventas de enero señalando que no habían cumplido sus expectativas, pese a que se incrementaron un 12 %, la mayor subida desde el 2008. En Galicia, en cambio, el dato de inicio de año es negativo. «La actividad comercial de los concesionarios se ha reducido mucho en enero a la cartera de pedidos provenientes de final del año pasado», subrayan los concesionarios, algo que conecta con la caída del indicador de confianza de los consumidores, que el mes pasado sufrió «un significativo deterioro en todos sus componentes, pero en especial en el de la tendencia de la economía en general», explica el servicio de estudios de la CEOE.

La distribución

Menos electrodomésticos. En una relación causa-efecto, la caída de la confianza en el futuro de la economía erosiona la intención de compra de los consumidores. Según datos de Anged, la patronal de las grandes empresas de distribución, la venta de electrodomésticos de línea blanca retrocedió un 1,5 % en enero y el textil un 5,3 %, tras sumar 16 meses de crecimiento.

El cemento

Un 1 % menos. Termómetro para la construcción (que sigue siendo un sector clave, pero cogido con alfileres), el consumo de cemento cayó en enero el 1,1 %, frente a las previsiones de la patronal Oficemen, que en cambio esperaba un crecimiento del 2 %. El miedo pesa.