El valor catastral urbano subió el 21 % en Galicia desde que estalló la crisis

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

El «catastrazo» del suelo urbano
La Voz

El repunte ha servido a los concellos para aumentar los impuestos en plena recesión

21 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El valor catastral medio urbano en Galicia se situó al cierre del pasado año 2015 en 39.177 euros, la cifra más alta de toda la serie histórica y un 21 % más alta que la registrada en el 2008, justo al inicio de la profunda crisis que desencadenó el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Los datos del Catastro actualizados por el Ministerio de Hacienda muestran una tendencia opuesta a la experimentada por los precios de la vivienda. Esto ha servido a los municipios para proteger sus ingresos fiscales en unos años marcados por la contracción de la actividad económica, estrategia para la que han contado con la connivencia del Gobierno central.

El valor catastral es la base de cálculo para la mayor parte de los tributos ligados a los inmuebles. En el ámbito local, tiene impacto directo en el IBI y en las plusvalías municipales (por la venta de un bien, por ejemplo). Pero también afecta al impuesto de transmisiones y a sucesiones y donaciones, tributos cedidos ahora a las comunidades autónomas. Su valor lo determina el Catastro conforme a unas reglas y criterios técnicos (antigüedad de la construcción, estado de conservación, ubicación) y debe revisarse cada diez años para equilibrarlo con el precio de la vivienda (nunca puede superar el 50 % del valor del mercado). Sin embargo, es responsabilidad del ayuntamiento que los valores se adapten. De hecho, hay ahora en Galicia un centenar de municipios que tienen solicitada la revisión. Pero muchos ya lo han hecho.

En Santiago, un 56 % más

El valor catastral se incrementa también como consecuencia de la construcción nueva, pero esta ha estado parada en los años más duros de la crisis. Por ejemplo, en el municipio de Santiago, la última revisión es del año 2010; el valor catastral medio urbano ha pasado de 48.473 euros en el 2008 a 75.862 en el 2015, según los últimos datos de Hacienda, lo que supone un incremento del 56 %; sin embargo, el parque de vivienda nueva experimenta una subida del 14 %. A Coruña, por ejemplo, cuya última revisión según los datos de Hacienda es de 1997, presenta un incremento del 5,4 % en el valor catastral medio urbano. La subida en Ferrol es también mucho más moderada, del 6,6 %. En Vigo y Pontevedra, las alzas desde el estallido en la burbuja inmobiliaria en el 2008 son más bajas, con un 5,8 % y un 2,9 %, respectivamente, según los datos del Catastro. En ese período, Lugo registra un incremento por encima del 10 %; y Ourense, del 3 %. Los datos de Hacienda muestran el brusco cambio de los valores es aquellos municipios que han revisado hace poco, como Santiago, pero también reflejan que son los municipios pequeños y medianos los que han revisado sus catastros y, en consecuencia, subido impuestos.

Un brusco incremento del recibo del IBI en los años más duros para los hogares

Entre las muchas preguntas que se hacen los ciudadanos sobre los impuestos hay una que ocupa un lugar central: cómo es posible que mientras la vivienda en la que reside ha perdido valor suba en cambio su referencia catastral y, en consecuencia, el recibo del IBI. En unos años marcados por el desempleo y los ajustes económicos en los hogares, el recibo desde impuesto ha subido cerca de un 30 % en Galicia en el período que va del 2008 al 2014, tal y como reflejan los últimos datos de Hacienda.

Por lógica, coincidiendo con una profunda devaluación de los inmuebles, debía retocarse a la baja la referencia catastral, toda vez que esta nunca puede situarse por encima del 50 % del precio de mercado. Sin embargo, hay muchos catastros que no se actualizaban desde los años ochenta y noventa. Esto significa que con el bum inmobiliario tampoco subieron los valores tal y como deberían, lo que entonces favorecía a los hogares, que deberían haber sufrido subidas en el recibo del IBI que no se produjeron.

El hecho de que se haya llevado a cabo en plena crisis, coincidiendo con el paro en máximos y con una profunda devaluación salarial, se explica en la necesidad de compensar las maltrechas haciendas locales en un contexto de desplome de los ingresos. Y esto es lo que ha generado un profundo malestar social. El Gobierno además aprobó a finales del 2011 una subida en los tipos del IBI que oscilaba entre el 4 % y el 11 % en función del año de la última revisión catastral.