La electricidad subió 30 veces más que el pan y 17 más que las verduras

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Variación del coste de los servicios básicos
La Voz

Ningún otro producto básico se encareció tanto en la crisis como la energía

22 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni siquiera haría falta comparar su precio con otros productos básicos de la cesta de la compra para hacerse una idea de la barbaridad que ha subido en los peores años de la crisis. Su dato habla ya por sí solo: un 52 %. Es lo que se ha encarecido la electricidad para clientes residenciales en España entre el 2008 y el 2014, según un estudio realizado por el investigador británico David Robinson, del Oxford Institute for Energy Studies.

España fue el país europeo donde más subió la energía durante ese período y aquí escaló el doble que en la media de la Unión.

Pero, por si no ha quedado lo suficientemente claro, ahí van unas comparaciones con productos imprescindibles para millones de hogares. De acuerdo con datos oficiales extraídos todos del Instituto Nacional de Estadística, la electricidad subió durante esos seis años 30 veces más que el pan, 17 más que las legumbres y hortalizas frescas, seis que la carne de vacuno, cuatro que los huevos y 13 veces más que el pescado (fresco y congelado). Si lo que se coloca al lado del precio de la electricidad es el de los carburantes, el alza fue el doble; y en comparación con el salario medio anual de un trabajador gallego, la energía subió ocho veces más.

Aclarados los términos del hachazo al bolsillo, cabe preguntarse ahora por los porqués y tratar de resolver otros intríngulis de la cuestión.

¿Qué explica la subida tan extraordinaria de la electricidad?

Los costes fijos que gravan la tarifa eléctrica que abona el consumidor en España. En ese mismo estudio firmado por Robinson se detalla que en el 2008 suponían el 32 % del recibo; en el 2014, el 46 %. Suponiendo que la factura media mensual de un hogar sea de 40 euros, 18 se pagan sí o sí, es decir, al margen de que se consuma o no energía.

¿Quién decidió incorporar esos costes a la factura?

El Gobierno. Lo hizo cuando el sistema eléctrico empezó a generar déficit de tarifa, allá por el año 2000. La deuda comenzó a engordar cuando el Ministerio de Industria decidió primar la implantación de energías renovables. Con el transcurrir de los años, los ingresos del sistema (fundamentalmente el recibo de los consumidores) se fueron alejando cada vez más de los gastos, que continuaron subiendo. A finales del 2013, el déficit acumulado sumaba casi 30.000 millones. Las fórmulas aplicadas para que la bola de nieve dejase de crecer fue subir la recaudación entre los consumidores (encareciendo el recibo) y recortando drásticamente la concesión de nuevas primas a renovables e incluso suprimiendo las que percibían los parques eólicos anteriores al 2005. En Galicia son casi todos.

¿Qué costes fijos se abonan en la factura?

Las primas a las renovables y las anualidades del déficit del sistema se amortizan a cuentagotas en los recibos de cada uno de los algo más de 25 millones de clientes de las eléctricas. También se reparte entre todos el sobrecoste de que los habitantes de las islas paguen lo mismo que los peninsulares por la electricidad y hasta la moratoria nuclear. También se incluyen los incentivos que se dan a las grandes industrias por prestar el servicio de interrumpibilidad y las subvenciones al carbón nacional. Todos estos conceptos se engloban en una especie de cajón de sastre denominado peajes de acceso. Los abonan tanto los clientes de mercado libre como regulado.

¿Cuándo fue la última vez que se subieron los peajes?

En febrero del 2014. El Ministerio de Industria subió de golpe el término fijo de potencia un 55 %. Esto penaliza a los dueños de segundas viviendas que están vacías buena parte del año y a los hogares con menos consumo eléctrico, porque pagan una parte fija del recibo más alta que de energía.

¿Seguirá subiendo la electricidad?

En el 2014 dejó de engordar el déficit. De hecho, al sistema le sobraron 300 millones. Y este, según el ministro Soria, acabará con 500 millones de superávit. Por tanto no habrá subidas de peajes. Al contrario. El remanente se ha utilizado para bajar en agosto los peajes de acceso. Pero las alzas pueden llegar de la otra parte del recibo, la de energía. Esta supone el 30 % del total, impuestos aparte. Y esa porción es impredecible porque toma como referencia el mercado diario de electricidad, que varía día a día e incluso hora a hora. En todo caso, si ya no hay déficit no habrá subidas sorpresa.

Pagados al fin 6.000 millones de moratoria nuclear

Casi ni lo habrán notado, pero desde el 31 de agosto el recibo de la luz se ha quitado un peso de encima. Literalmente. Aunque es pequeño. Los consumidores de electricidad han acabado de pagar la moratoria nuclear, un concepto que estaba incluido en los peajes, y que solo suponía el 0,05 % del total que se abonaba en la factura.

Pero ¿qué era lo que se costeaba? Pues una decisión política. El Gobierno de Felipe González decretó en los años 80 una moratoria nuclear y en 1994 decidió paralizar la construcción de las centrales Lemóniz, Valdecaballeros y la unidad II de Trillo. Pero, al mismo tiempo, reconoció el derecho de sus titulares (Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, EDP y Nuclenor) a percibir una compensación por las inversiones realizadas en ellas. En total, 4.383 millones de euros ingresaron las compañías. Pero los consumidores pagaron más dinero en sus recibos: casi 6.000 millones. ¿Por qué? Para financiar esa deuda con las eléctricas, el Estado creó un fondo de titulación de activos, que se quedó con la deuda. Las empresas cobraron las compensaciones en un solo pago y sanearon sus balances. Pero el fondo emitió la deuda que fue a parar a manos de terceros a los que, además, había que pagar intereses. De ahí que al final el coste de la moratoria nuclear supere las indemnizaciones entregadas a las promotoras de las centrales.

Fuentes de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia explicaron que este coste ha quedado amortizado ya. De hecho, se ha producido un remanente de ocho millones de euros que irán a parar a la partida de ingresos del sistema eléctrico.

Es la primera vez que se acaba de pagar un coste regulado en la factura eléctrica en las últimas décadas.