Slim propone jubilarse a los 75 años para evitar la quiebra del sistema

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Pide reducir la semana laboral de cinco a tres días, con jornadas de 11 horas, para abrir hueco a los jóvenes

07 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Sostiene desde hace tiempo Carlos Slim, el magnate mexicano de las telecomunicaciones y segunda mayor fortuna del planeta, que hace falta una revolución en el mercado laboral para adecuarlo al nuevo sistema productivo y luchar contra los elevados índices de pobreza y desempleo. Y en esa idea profundizó ayer en A Coruña, donde abogó no solo por reducir la semana laboral de cinco a tres días -eso sí, con jornadas de once horas-, una idea que ya había deslizado hace un tiempo y que incluso ha implantado parcialmente en su empresa, sino también por que «no nos retiremos a los 60 o 65 años, sino a los 75». La combinación de ambas medidas serviría, a su juicio, para «abrir espacios para que trabajen otras personas y le quitamos el riesgo de quiebra al sistema».

Y es que el congreso anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) reservó para el final el plato fuerte. Un cara a cara entre Slim y César Alierta, presidente de Telefónica, competidores y sin embargo amigos, como los presentó Juan Luis Cebrián, presidente del Grupo Prisa, que moderó el encuentro. Una charla que ambos regaron de anécdotas y consejos no solo para el millar de ejecutivos allí presentes sino también para los 500 jóvenes que los escuchaban en una sala contigua. A los primeros les advirtieron de la necesidad de profundizar en la digitalización de sus empresas si quieren sobrevivir. A los segundos les trasladaron valores de los que se habló durante toda la jornada, como que «la responsabilidad y el compromiso son más importantes que la ambición».

Pero fue la educación el tema en el que ambos hicieron más hincapié, remarcando la necesidad de reformar un sistema de que no solo no ha adaptado sus métodos y enseñanzas a las necesidades del mundo y la economía actuales sino que no da margen para certificar la educación no reglada que millones de jóvenes obtienen a través de la Red.

A la clase política, Alierta le reprochó que no sepa motivar ni ilusionar con un proyecto de futuro, mientras que Slim recomendó que centren sus recursos en garantizar el Estado del bienestar y dejar las grandes inversiones en manos privadas. «Los gobiernos serán en el futuro cada vez más chicos».

El milagro Inditex

En otra de las ponencias, el presidente de Inditex, Pablo Isla, explicó el modelo de éxito de Inditex, un grupo en cuya cultura se «respira Amancio Ortega por todas partes», en alusión al «espíritu emprendedor, el inconformismo, la ambición pero también la humildad». Y es que, asegura, «intentamos seguir gestionando como si fuera una pequeña empresa» aunque con la responsabilidad de manejar un grupo que roza ya los 150.000 empleados. «Tenemos un recorrido y potencial al que no vemos límite», agregó.

Galicia se reivindica como tierra de oportunidades pese al «suicidio demográfico»

Era el congreso del CEDE un buen escaparate para vender al mundo las oportunidades que ofrece la inversión en Galicia, una oportunidad que no dejaron pasar ni el presidente de la Diputación coruñesa, Valentín González, que destacó el «gran espírito emprendedor e empresarial» de una provincia en el que, además de Inditex se encuentran empresas punteras en el campo de la conserva, el naval o la madera, ni el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que puso a disposición de los empresarios el «gran talento» que hay en toda la comunidad.

Y es que, aunque durante la apertura del congreso Antonio Garrigues Walker, presidente del Senado del CEDE, advirtió de que Galicia presenta cifras de «suicidio demográfico» e instó a incluir la cuestión en la agenda directiva global, destacados empresarios gallegos, como Amancio López Seijas, presidente de Hotusa, o Francisco Botas, consejero delegado de Abanca, remarcaron durante la jornada las oportunidades que presenta Galicia para la inversión y las potencialidades que derivan tanto de la «estabilidad de la autonomía y la forma de ser de los gallegos» como de una comunidad de emigrantes repartida por medio mundo que sirve para tender puentes y abrir puertas en mercados tan relevantes como el latinoamericano, como apuntó el presidente del Consello da Cultura Gallega, Ramón Villares, que incidió también en la necesidad de potenciar los elementos culturales que nos distinguen, como el Camino para afianzar la marca Galicia.

Políticos y empresarios contraponen su visión ética de los negocios

Se debatió y mucho en las jornadas sobre ética y responsabilidad social en el ejercicio de la función directiva. El tema lo puso sobre la mesa el presidente de Caixabank y del CEDE, Isidro Fainé, que en su discurso durante el acto institucional del congreso no solo hizo un repaso por los valores que deben guiar la actuación de un buen ejecutivo -como la estimulación de las capacidades de su equipo o la anticipación en la toma de decisiones- sino que remarcó que «somos miembros activos de una comunidad y debemos ser solidarios».

Pero fue el Rey quien, además de instar al «excelente cuadro de directivos y gestores» españoles a escuchar a los más jóvenes para no desaprovechar su talento, recordó que «nuestras sociedades plantean a los mercados unas exigencias éticas que van mucho más allá de la calidad material de los bienes».

Incidió el monarca en «la equidad, la solidaridad y la inclusión, demandas que están impulsando nuevos códigos de comportamiento empresarial» y les recordó a los ejecutivos que suya es la responsabilidad de gestionar «unas expectativas económicas cada día más complejas que condicionan el bienestar de nuestra sociedad».

En ese mensaje abundó el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, que subrayó que «non haberá verdadeira recuperación nin poderemos vivir nunha sociedade digna mentres o modelo económico conduza á depredación, á cobiza e ao diñeiro polo diñeiro». Y lanzó a los empresarios este mensaje: «Devaluar salarios para gañar competitividade, deslocalizar produción ou facer negocio a costa do medio ambiente son tamén decisións políticas».

Frente a la sociedad en la que «o 99 % da xente sofre» que dibujó Ferreiro, el director de la Oficina Económica del presidente del Gobierno, Álvaro Nadal, quiso centrar el debate en la competitividad, asegurando que «es incorrecto que el problema de la economía española sea de desigualdad o reparto de la riqueza», como reivindicaba en los exteriores del Palexco coruñés cerca de un centenar de manifestantes. Y es que, defendió Nadal, si España ha conseguido converger en renta con las grandes economías del mundo ha sido «solucionando nuestros problemas de competitividad».

El gurú económico de Rajoy remarcó los factores que hacen especial este ciclo de crecimiento, como la aportación positiva tanto de la demanda interna como de las exportaciones o la contención de la inflación y los costes salariales y no desaprovechó la oportunidad para remarcar los riesgos políticos que podrían alterar ese círculo virtuoso,

A dos meses de las elecciones, Nadal no desaprovechó la oportunidad para acentuar los riesgos que para el crecimiento podría suponer un cambio de políticas económicas y cargó contra la bisoñez que, según él, caracteriza a los equipos económicos del resto de partidos. «¿Alguno de ustedes contrataría para un puesto directivo de la máxima dirección a alguien sin experiencia?», inquirió al auditorio.