Trampas, fraudes y engaños señalan a la industria mundial del automóvil

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Lo que ganan con cada vehículo vendido
La Voz

El sector está en el punto de mira por falsear test de emisiones, consumo o seguridad

04 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La industria del automóvil es pura competitividad elevada a la máxima potencia. El mercado, cada vez más exigente e infiel, demanda buenos diseños, flamantes carrocerías, prestaciones a mansalva y los mejores precios, con todas las homologaciones y normativas en regla. Ofrecer todo eso tiene un precio. Hacer trampas, tiene otro bien diferente que puede llegar a salir muy caro.

Volkswagen lo está viviendo en sus propias carnes. A pesar de que el grupo alemán fue advertido del riesgo al que se enfrentaba si seguía engañando en las pruebas de emisiones de sus coches diésel, siguió haciéndolo. Y ahora tendrá que afrontar un coste millonario por haber trucado 11 millones de vehículos.

Pero a veces las trampas son tan imperceptibles que resulta difícil demostrarlas. «Todo test analiza los coches aplicando idénticos estándares. Las pruebas de laboratorio se hacen replicando siempre las mismas condiciones, porque es la única forma de comparar de forma objetiva distintos vehículos», explican fuentes de un centro de investigación del automóvil que pide anonimato, por confidencialidad hacia sus clientes. «Esta circunstancia da lugar a que los fabricantes optimicen el diseño o las prestaciones de sus vehículos para superar con nota las pruebas», afirman.

Uno de los centros que ha detectado esta práctica un tanto tramposa es el IIHS (Insurance Institute for Highway Safety) de EE.?UU. en uno de sus exámenes más importantes, el small-overlap test, una prueba de impacto frontal con el 25 % de la superficie del vehículo. El IIHS sospecha que algunas marcas están reforzando únicamente la parte izquierda de los coches (en la que se testa el impacto) para aprobar. Este prestigioso centro, en el que se evalúan las firmas más vendidas del mercado, ha tomado medidas para acabar con la picaresca de los constructores y, al mismo tiempo, velar por la seguridad de los conductores, por lo que ha comenzado a realizar los exámenes a ambos lados de los vehículos, de forma aleatoria.

Coches no tan fantásticos

Pero si hay una trampa ya casi institucionalizada es la del consumo. El gasto en combustible del coche medio español ronda los 1.800 euros anuales. Es una cifra lo bastante alta como para que sea un parámetro clave a la hora de comprar. Los expertos en motor aseguran que, conociendo los datos del automóvil, se pueden ahorrar hasta 600 euros al año.

Por eso, resulta especialmente grave que las cifras de consumo medio declaradas por los fabricantes no sean fiables. Y es que, tal y como han denunciado organismos oficiales y asociaciones de consumidores, los datos oficiales no solo no coinciden con la realidad, sino que cada vez se alejan más de ella.

La OCU acaba de hacer un estudio con una muestra de medio millar de vehículos. Según las conclusiones del trabajo, los 500 coches analizados declaraban una media de 5,1 litros a los 100 kilómetros, pero las pruebas reales en autopista han situado su consumo medio real en 7,7 litros. Es decir, 2,6 litros más por cada 100 kilómetros. La cifra muestra una diferencia del 50 % entre el gasto real y el declarado, que puede suponer hasta 33 euros por cada 1.000 kilómetros.

Y luego está el precio. No es un engaño en sí mismo, pero un estudio realizado por la Universidad de Duisburg-Essen, que compara el margen bruto que obtiene cada fabricante por coche vendido, es muy esclarecedor para saber cuándo vale realmente el automóvil que conducimos y cuánto le gana el fabricante.

La presión de los beneficios

Entre las marcas generalistas destaca Toyota, con 1.801 euros de beneficio por coche, un 9,0 % del valor medio de cada uno. A partir de ahí, los resultados son más ajustados y en Hyundai, Kia, Nissan, Honda, Chrysler, Ford, Skoda, Volkswagen y GM Auto (Chevrolet) se mantiene entre los 1.000 y los 600 euros, entre un 9 y un 3 % del valor final de cada coche.

También hay fabricantes que pierden dinero vendiendo vehículos, por extraño que pueda parecer. Es el caso del Fiat, Seat, PSA Peugeot Citroën, Opel y Renault, que pierden entre un 1 y un 4% del valor de cada unidad que colocan en el mercado.