La pérdida de población activa, el gran desafío

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

ANGEL MANSO

La ocupación crece a un menor ritmo que en la media española porque su economía avanza también más lenta. Pero hay cada vez menos parados y más personas con trabajo

24 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El mercado de trabajo en Galicia ofrece síntomas inequívocos de recuperación. La ocupación crece a un menor ritmo que en la media española porque su economía avanza también más lenta. Pero hay cada vez menos parados y más personas con trabajo. Llegados a este punto, el análisis sobre la realidad laboral sigue arrojando más sombras que luces. Los expertos coinciden en señalar que las fortalezas del mercado de trabajo, pocas, son difícilmente objetivables, justo lo contrario de lo que sucede con las debilidades. Y no parece que la recuperación esté sirviendo para cambiar el modelo y corregirlas.

Puntos a favor

Población emprendedora. Es un punto clave. Galicia presenta valores de autoempleo superiores a los de la media nacional (21,9 % frente al 17,4 %). Otro factor favorable: el potencial desarrollo de algunos sectores, como el forestal, muy infrautilizado todavía, o el camino que queda por recorrer en el desarrollo del complejo industrial agroalimentario. Pero más que fortalezas, se trataría de oportunidades.

Puntos potenciales

Una fuerte formación. Entre las ventajas que sí se pueden respaldar con cifras está la cualificación de una mano de obra que nunca estuvo a tan alto nivel. Y prueba de ello es la facilidad con la que emigran los jóvenes mejor formados, como por ejemplo a Alemania. Según los últimos datos de la EPA, relativos al segundo trimestre del 2015, un tercio de toda la población activa cuenta con estudios superiores. En el tramo que va desde los 25 a los 34 años, por ejemplo, se contabilizan 274.600 activos, de los que 125.500 tienen estudios universitarios, una cifra que equivale al 45 %. Identificada esta fortaleza, surge la siguiente pregunta que nos descubre una de las grandes debilidades: hasta qué punto hay un modelo productivo en la comunidad capaz de absorber esta mano de obra más cualificada.

Puntos a mejorar

Salida al exterior y microempresas. El déficit de empresas exportadores (unas 1.200) en relación al peso que tiene la economía gallega en el conjunto estatal y un tejido productivo dominado por micropymes ilustran las carencias. De hecho, es el reducido tamaño de las empresas y su escasa innovación, en términos generales, lo que desencadena que los gallegos sean, de media, cada vez menos productivos. La emigración y el llamado efecto desánimo ayudan a entender el más grave problema al que se enfrenta ahora el mercado laboral gallego a corto plazo: la vertiginosa pérdida de población activa. Una parte es atribuible a la marcha de los jóvenes, pero otra tiene que ver con la galopante crisis demográfica. La caída de personas en las cohortes de edad tendría que ver con la falta de relevo generacional. Los datos del INE revelan, por ejemplo, como en los cinco últimos años Galicia ha perdido 37.200 activos, la mayoría de ellos en la franja que va de los 25 a los 34 años. No existe un consenso para determinar cuál de los dos factores (emigración o natalidad) pesa más en el desplome de la población activa.

Problemas comunes

Precariedad en aumento. A las debilidades del mercado gallego de trabajo hay que sumar su dualidad. Un problema extensible al conjunto de España y que se ha agudizado con la crisis, sobre todo tras la reforma laboral: hay una enorme línea que divide a los trabajadores indefinidos y a los precarios. Y cada vez hay más empleados a tiempo parcial, como muestran las estadísticas. Más de cien mil gallegos están trabajando por horas al no haber encontrado una ocupación a tiempo completo. Esto tendría que ver con un nivel bajo de recursos en las políticas activas de empleo (recortadas a lo largo de la crisis) y con un modelo productivo altamente dependiente de sectores estacionales y de alto valor añadido bruto por ocupado. Los signos positivos de recuperación económica están relegando a un segundo plano un debate de fondo determinante: con qué modelo estamos intentando construir el futuro. Un reciente informe publicado por la Fundación BBVA muestra cómo las empresas que sobrevivieron a la crisis tienen todavía una escasa capacidad para tirar del empleo. Y ello tiene que ver con su reducido tamaño, lo que limita su productividad y su potencial para generar nuevos ocupados. La devaluación del mercado laboral, el deterioro de las condiciones de trabajo, también supone un síntoma de escasas competitividad y, en gran parte, limita la captación de una inversión extranjera intensiva en conocimiento e innovación.