Un sector que aún es capaz de arraigar población en el campo

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Un grupo de ganadores, entre ellos Antonio, durante la protesta celebrada en Vilalba el jueves pasado.
Un grupo de ganadores, entre ellos Antonio, durante la protesta celebrada en Vilalba el jueves pasado. CARLOS CASTRO

«Non quero marchar porque non son de vivir na cidade», dice un ganadero de veinte años que acaba de incorporarse

23 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Antonio y Ángel tomaron el volante de sus tractores para cortar la carretera en Montesalgueiro hace más de dos décadas, Alfonso todavía no había venido al mundo. Nació en 1995. Creció rodeado de vacas en la granja de sus padres en Cambás. Este año, recién cumplidos los veinte, cogió el relevo y, de repente, se convirtió en empresario de un sector con un futuro incierto. Pero él es joven y está dispuesto a luchar para acabar con la volatilidad de los contratos que mantienen a los ganaderos en una incertidumbre constante. Quiere quedarse en el campo: «Polo menos teño que estar aquí cinco anos na granxa, pero tampouco quero marchar. Non son de vivir na cidade».

El sector lácteo es uno de los que todavía es capaz de arraigar población al campo en Galicia. Porque no solo son los ganaderos los que viven de ordeñar, también todo el comercio de las grandes cabeceras de comarca. «Unha das cousas que se nota agora con diferencia ao que pasaba hai anos é que non fan falta piquetes que lle digan ás tendas que pechen, xa o fan elas cando hai tractorada», explica Roberto García, responsable de Unións Agrarias.

Porque cuando el lácteo va bien, el tejido económico de la comarca respira. «É o que temos. Cando hai gastamos, pero tamén invertimos na renovación das cousas para traballar», dice Ángel. Y Antonio apunta que no hay más que ver que en las manifestaciones «van os da tenda, veterinarios...» La cooperativa Cusoviame, por ejemplo, tiene unos 530 socios con una facturación anual de 15,5 millones de euros. La mayor parte proceden de la comercialización de piensos o servicios que prestan en concellos como Sobrado, Curtis, Vilasantar y Aranga.

Con los precios que están pagando ahora (algunos cobran entre 20 y 22 céntimos por litro) todo ese movimiento económico podría estancarse de repente. Y lo peor para los ganaderos es que no les recojan la leche. «Parece que esa é a ameaza para baixar prezos, cando andan pedindo noutras comunidades que aumenten os litros», advierte Roberto García. De hecho, añade, «nunca antes houbera na comunidade diferenzas no prezo de ata un 30 %». Incluso algunos contratos, que muchas veces ni se cumplen, pagan el 80 % de la leche a una tarifa y el 20 % a otra más baja.

¿Hay recetas para solucionar este problema y sobrevivir en el mercado global? «A medio e longo prazo pódense facer cousas -apunta el profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago, Edelmiro López- como tratar de aunar vontades para consolidar a industria transformadora; promover as forraxes para reducir custes de produción e lograr unha relación equilibrada entre a industria, a distribución e os produtores».

A corto plazo la Administración competente debería también, añade este economista, «favorecer que todos discutiran en igualdade de condicións sobre o asunto como promoveu Francia non hai moito». La cuestión que no llegan a entender muchos ganaderos es por qué el Gobierno central reconoce que el precio mínimo para que una explotación sea rentable es de poco más de 36 céntimos, no hagan nada para que no se paguen tarifas de 20 o 22 céntimos o se respeten los contratos. «Vai ser mellor que pechemos e montemos funerarias porque vai ser o único onde haxa traballo», dicen.

300 euros de ayuda por vaca

La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, anunció ayer que concederá una ayuda directa de 300 euros por vaca para las explotaciones lácteas que vendan por debajo de su rentabilidad. Según Tejerina esta medida podría beneficiar a entre 2.500 y 3.000 ganaderías que se encuentran con problemas de liquidez. El presidente Mariano Rajoy recordó en Lugo que el conflicto es de «una enorme complejidad y dificultad» y que el Gobierno está «haciendo todo lo que puede y está en sus manos».