Las ciudades franquicia colonizan el corazón comercial de Galicia

Manoli Sío Dopeso
M. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Local a local
Óscar Ayerra, Alexia López y Laura Placer

Cadenas y grandes marcas estandarizan la oferta de las 7 principales calles de compras, en las que el negocio unipersonal se bate en retirada

04 feb 2022 . Actualizado a las 15:42 h.

Zara, Máximo Dutti, Cortefiel, Calzedonia, H&M, otro Zara, Mango... ¿De qué calle comercial se trata? La descripción de negocios coincide con la oferta comercial de la principal arteria de compras de cualquier urbe española de no menos de 75.000 habitantes.

El fenómeno de las ciudades franquicia es imparable en España y en medio mundo; y su réplica puede verse también en las 7 principales ciudades gallegas, en las que cadenas y grandes marcas de moda han acabado por engullir al pequeño comercio de toda la vida, incapaz de competir con los envites de la crisis, la especulación inmobiliaria y el reciente cambio legislativo que puso punto final a la renta antigua.

El resultado es la uniformidad en la estética urbana y una oferta estandarizada. Las antiguas millas de oro son ahora calles sin personalidad y casi sin historia, que parecen haber vendido su alma al consumo. Ocurre en Vigo (Príncipe); A Coruña (Real); Santiago (Xeneral Pardiñas); Pontevedra (Benito Corbal); Lugo (Raíña); Ourense (Paseo); y Ferrol (Real).

Calles sin personalidad

En la última década, la proliferación de las grandes firmas se ha extendido como una gran mancha de aceite y amenaza con homogeneizar un tejido comercial gallego que tradicionalmente ha destacado por su gran diversidad.

El recorrido a pie de campo realizado por La Voz así lo constata. De los cerca de 600 negocios establecidos en las 7 principales calles de compra, más del 50 % ya corresponden a grandes cadenas y franquicias, mientras que solo tres de cada 10 tiendas son negocios unipersonales.

Y cada vez serán menos. «Llevamos 28 años aquí y esperamos seguir resistiendo», afirma la encargada de la tienda de moda Titié, situada en plena calle Príncipe. «Si hemos conseguido aguantar es porque el local es en propiedad, pero la invasión de grandes cadenas es imparable en todas partes», afirma.

Este análisis detallado también permite constatar el impacto de la crisis, en lo que se refiere a número de locales cerrados. Entre las 7 calles suman 67, una elevada cifra que fuentes del sector inmobiliario atribuyen al elevado coste del metro comercial.

«La presencia de grandes cadenas, que pueden pagar un coste elevado de alquiler, hace que el suelo no se deprecie y que los propietarios prefieran tener un local vacío, a la espera de una gran marca», explican fuentes de la patronal inmobiliaria Aproin.

La consecuencia de este fenómeno de ciudades franquicia es que, desde el año 2005, las grandes cadenas han aumentado las ventas un 30 %, mientras que, por el contrario, las empresas unilocalizadas (tiendas que no tienen sucursales) han visto cómo su negocio se ha hundido en el mismo porcentaje. Así lo explica la Federación Española de Comercio, basándose en datos del INE. «Lo único que pueden hacer los pequeños comercios es reagruparse y unirse para dar valor y reactivar el comercio local, y adaptando los precios para ser mas asequibles para los consumidores», dice la organización.