España se juega hoy su retorno a la cúpula económica de la Unión Europea

A. L. BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

OLIVIER HOSLET | EFE

El Eurogrupo elige a su presidente entre De Guindos y Dijsselbloem, una votación vital para Rajoy, que ha apostado por lograr que su ministro lo logre para enviar el mensaje de que España pasó de rescatada a jefe de los rescatadores

13 jul 2015 . Actualizado a las 09:33 h.

¿Cambiaría a un entrenador en mitad de la prórroga de una final? Si la respuesta es no, entenderá por qué el holandés Jeroen Dijsselbloem parte con ventaja para seguir presidiendo el Eurogrupo en plena negociación griega, en el que sin duda es el momento más delicado vivido por el euro desde su creación. El timing político no ayuda en nada a España, que hoy se juega su retorno a la cúpula económica de la UE en una votación entre los 19 ministros de Finanzas del bloque que será una moneda al aire. Luis de Guindos tiene apoyos considerables, quizá el mejor (Alemania), pero el voto germano vale lo mismo que el irlandés, el portugués, el estonio o el letón, así que de poco vale contar con el apoyo público del todopoderoso ministro alemán Wolfgang Schäuble, el único que se ha posicionado a favor de uno de los candidatos.

La votación es vital para Mariano Rajoy, que ha apostado ciegamente por lograr la presidencia del Eurogrupo para presentarse a las elecciones generales con un rotundo mensaje: España, en solo tres años, ha pasado de rescatado (financieramente) a jefe de los rescatadores. Y si existían dudas al respecto, la decisión del PP europeo de celebrar su congreso anual en Madrid a finales de octubre es la mejor prueba de que Rajoy esgrimirá ante los españoles el rotundo respaldo de Merkel, Juncker o Tusk, los grandes jefes de la UE.

Una apuesta arriesgada

España se juega demasiado. El presidente del Gobierno lo ha apostado todo al blanco o al negro para hacerse con el Eurogrupo, la que podría significar el retorno del país a la cúpula económica comunitaria. Un sanedrín del que dejó de formar parte en el 2012 -el maldito año del rescate- cuando perdió uno de los seis asientos del comité ejecutivo del BCE, ese que jamás iba a perder porque había una pacto no escrito entre los cuatro grandes (Alemania, Francia, Italia y España?) para que así fuera. Llegó la crisis y? Llámenlo castigo por pedir 41.300 millones para salvar sus cajas, o que el PP no supo elegir al mejor candidato para sustituir a José Manuel González-Páramo, pero lo cierto es que la cuarta potencia del euro quedó marginada en las altas esferas del poder comunitario.