Peter McAllister: «Este modelo económico solo crea destrucción, y así lo ha demostrado»

F. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

MARCOS MÍGUEZ

«No creo que volvamos a vivir en el mundo de hace 20 años», asegura el director del Ethical Trading Initiative

06 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Peter McAllister era un ingeniero más en una empresa más del Reino Unido. Hasta que un día aterrizó en África. Allí descubrió su otra vocación: luchar contra la explotación laboral, porque «aunque financiemos muchos proyectos al desarrollo, la gente quiere trabajo para alimentar a sus hijos y tiene derechos». Desde el 2010 dirige Ethical Trading Initiative (ETI), es decir, iniciativa de comercio ético, una organización integrada por oenegés, sindicatos y empresas como Inditex. McAllister estuvo ayer en A Coruña para visitar las instalaciones de la multinacional gallega y participar en su cátedra.

-Su organización se dedica a luchar contra la explotación laboral, pero ¿hay algo que pueda hacer un ciudadano de a pie contra eso?

-La organización cree que la solución está en el compromiso de las empresas. Pero lo que aconsejamos a los consumidores es que haga saber a las marcas que compra que le preocupa la explotación laboral. Esto ahora es fácil a través de las redes sociales. Entidades como el ETI trabajan con los sindicatos y las oenegés y normalmente son los líderes los que deben comprender los problemas y encontrar las soluciones.

-No habla de implicar a los gobiernos.

-ETI lo que hace es asegurarse de que los gobiernos establezcan leyes adecuadas para regular las prácticas empresariales.

-¿Ha habido avances?

-Ha habido una cierta mejora, especialmente en las empresas que abastecen directamente a las grandes marcas.

-¿Diría contundente que las grandes marcas europeas ya no recurren a trabajadores esclavos?

-No puedo pensar en ninguna marca europea, y por supuesto ningún miembro de la ETI, que emplee esclavos, pero no creo que pueda decir que no exista completamente. Porque los patrones laborales cambian. Incluso en Europa hemos visto muchos más trabajadores inmigrantes. Creo que ninguna marca quiere explotar eso, pero sí que hay que gente dispuesta a hacerlo. El reto para las marcas es estar vigilantes y no simplemente asumir que esto no existe.

-En Europa también existe precariedad laboral. ¿Se ha intensificado con la crisis?

-Es difícil tener estadísticas, pero por lo que sabemos hay más trabajadores precarios, sí. Sencillamente porque hay muchas más personas desesperadas, que buscan trabajo a cualquier coste y hay gente deseosa de explotarlas.

-Contra eso, ¿qué más se puede hacer además de implicar a las marcas?

-No creo que haya una falta de compromiso por parte de las marcas, pero tenemos que cambiar el planteamiento. Hay que trabajar mucho con oenegés, sindicatos para analizar el problema en profundidad y realizar un esfuerzo extra para ver dónde se están produciendo. Y trabajar luego con los gobiernos para asegurarnos de que están en vigor las leyes adecuadas y que están prácticas no se permitan.

-Los salarios en España han bajado tanto que a muchos trabajadores no les alcanza el sueldo para vivir. Eso es precariedad laboral.

-Aquí hay gente con trabajos muy precarios, con derechos mínimos y que no tienen dinero suficiente para alimentarse, para cuidar a sus hijos... Esto está creciendo en Europa. A España, por ejemplo, están llegando muchos inmigrantes del norte de África que trabajan recogiendo fruta. El problema está en los agricultores, en que paguen los salarios adecuados. Pero lo que hacen es contratar cada día a través de agentes y ahí es donde se produce la explotación.

-La precariedad laboral en España está amparada por la reforma laboral.

-No soy un experto en la legislación española, pero no hay duda de que esos casos existen. Vivimos en un mundo en el que la gente ya no tiene un trabajo para toda la vida. Las economías ya no pueden respaldar esa estabilidad porque los negocios cambian y en ese sentido hay una mayor precariedad para todos nosotros. Como padre esto me preocupa, pero esto es diferente a la explotación en sí, en que la gente gana dinero timando a la gente con su salario o maltratándolos físicamente, especialmente a las mujeres. Esto no está en la ley.

-¿Cual es el peor país del mundo?

-Uf! Si hablamos de explotación infantil, África. Pero la mayor parte de los casos son en granjas familiares. En industrias, China, pero allí están cambiando las cosas rápidamente.

-Su trabajo será frustrante muchas veces.

-La mayor parte de los días, sí, pero a veces hay resultados. En el Reino Unido se aprobó una ley en el Parlamento en contra de la esclavitud moderna.

-¿Otro modelo económico es posible o es una quimera?

-Soy optimista. Hemos asistido a un período, a partir de la Segunda Guerra Mundial, en el que los negocios estaban en la parte superior de la pirámide. Creo que ese modelo ha demostrado una y otra vez que lo que crea es destrucción. Creo que las empresas pueden ser creativas, innovadoras, pueden aportar riqueza y buenos trabajos, pero tienen que estar dentro de un sistema que sirva a la sociedad. El reto es desconectar los negocios de la política. Es uno de los motivos por los que oímos voces en Europa que claman por un cambio político. No será sencillo, pero no creo que vivamos en el mismo mundo que el de hace 20 años. Porque hay más gente con educación, con más información que nunca y que quiere oír su voz.