Perdiendo la guerra contra la desigualdad

Xosé Cuns Traba

ECONOMÍA

22 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras leo el informe de la OCDE suena la Sinfonía número 7 Leningrado de Shostakovich y su descripción del horror del asedio de los totalitarismos a la dignidad humana. Las evidencias de que la distancia entre ricos y pobres se ha disparado son como el tambor implacable de esta sinfonía. En palabras de Warren Buffett: «Claro que hay guerra de clases. Pero es mi clase, la de los ricos, la que la ha empezado. Y vamos ganando». Siete de cada diez personas vivimos en países donde la desigualdad ha aumentado desde la década de los ochenta, nos recuerda Oxfam Intermón. La OCDE lo certifica: el 10 % de los más ricos ganan 9,6 veces más que el 10 % de los más pobres. En los ochenta era de siete veces.

En España, con Castilla La-Mancha, Extremadura y Andalucía a la cabeza, vamos por delante. De 8,4 veces en el 2007 se ha pasado a 13,8 veces en el 2011. Las víctimas son 2,8 millones de personas que viven en pobreza severa, ingresando menos de 4.057 euros al año. 800.000 más que en el 2009. Ensañándose con mujeres y jóvenes: el 33 % de las personas de entre 16 y 29 años están en riesgo de pobreza o exclusión social.

El mimo al fraude y la elusión fiscal, unido a la subida de impuestos, el aumento del desempleo, los recortes en servicios sociales, educación o sanidad, la reducción de salarios o la precarización laboral son algunas de las causas que apunta la OCDE de esta losa sobre nuestro desarrollo futuro.

Hay razones para el optimismo. La desigualdad está por fin en el debate político y económico. Que perjudica a todos es una evidencia cínica que hasta reconoce el propio Buffet con su «Dejad de mimar a los superricos». Las soluciones son conocidas: derechos sociales y lucha contra fraude fiscal y corrupción.

Nos suena la sinfonía. Les propongo reflexionar hoy y mañana, votar el domingo y a partir del lunes exigir todos los días que se cumpla lo prometido. O democracia, o tener la riqueza concentrada en pocas manos, pero no podemos tener ambas.