El último plan PIVE obliga a pagar a Hacienda una media de 300 euros

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

XOAN CARLOS GIL

La carga fiscal deja la ayuda en 500 euros para la mayoría de los beneficiarios

20 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La compra de un coche nuevo cuenta desde la semana pasada con 1.500 euros de ayuda. Además de ser una bonificación menor a la que existía hasta ahora (2.000 euros), será la última. Cuando se agoten los 225 millones que el Gobierno ha puesto sobre la mesa para ayudar a achatarrar vehículos de más de 10 años, se acabará definitivamente el plan PIVE, allá sobre el próximo otoño.

Los consumidores que decidan acogerse a esta última remesa de ayudas para cambiar de coche deben de saber que de los 1.500 euros que están contemplados por compra, 750 corren por cuenta del concesionario. Los otros 750 son cortesía del Gobierno, por los que el comprador del vehículo deberá tributar -y no poco- en el IRPF, ya que se considera una ganancia patrimonial. Los técnicos de Hacienda han hecho cálculos sobre la carga fiscal que conlleva la ayuda y la conclusión es que las rentas de entre 20.000 y 35.000 euros al año, que son las que suscriben la mayoría de las operaciones, estarán obligadas a devolver vía impuestos una media de 300 euros, por los 750 euros que pone el Gobierno.

Gravamen escalonado

La tributación varía en el caso de que el beneficiario de la ayuda forme parte de una familia numerosa, dado que obtendrá una ayuda estatal del doble de cuantía, 1.500 euros, por lo que la cantidad a pagar a Hacienda también es sensiblemente mayor, aunque se mantiene el mismo porcentaje en la escala de gravamen.

Las cuentas de los técnicos de Hacienda elevan a 69 millones de euros la suma que acabará recuperando el Gobierno a través de la declaración de la renta del 2015 de todos los consumidores que se hayan acogido al plan PIVE, por el mero hecho de recibir la ayuda, aun en el caso de que el beneficiario nunca antes hubiera hecho la declaración de la renta.

Las cifras que manejan las patronales del sector de la automoción confirman la rentabilidad del plan de ayudas a la compra de coches para las arcas públicas. Según Anfac (Asociación Nacional de Fabricantes de Coches) el Estado ingresó el año pasado un total de 3.123 millones de euros por la vía de impuestos relacionados con la venta de vehículos, una suma un 18 % más elevada que la del 2013 y que, según las previsiones para el 2015, llegará a los 3.500 millones.

Pero pese a los elevados ingresos en tasas, no habrá un PIVE 9, para disgusto de fabricantes y concesionarios. Al menos así lo ha dicho el Gobierno, que considera que el mercado está dando señales de recuperación suficientes, y que ya es hora de que empiece a rodar solo.

España, a la cabeza en el crecimiento de la venta de coches, que repunta en toda Europa

La industria europea del automóvil se mueve ya a un ritmo parecido al de antes de la crisis, con la peculiaridad de que Portugal, Irlanda y España, tres de los países que peor lo han pasado en los últimos siete ejercicios son, por este orden, los que están liderando el crecimiento del mercado.

Según ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles), en los cuatro primeros meses del 2015, los conductores de los 28 países miembros de la UE han comprado 4,6 millones de vehículos, un 8,2 % más que en el mismo período del 2014.

El mercado portugués es el más dinámico, con un incremento del 42,3 % hasta marzo (61.243 matriculaciones). El segundo lugar lo ocupa Irlanda, con 72.900 unidades vendidas y un crecimiento del 28 % . Y el tercer puesto es para España, con un aumento del 23,9 % del mercado respecto al primer trimestre del 2014, con un total de 349.857 unidades comercializadas.

Estas subidas son muy superiores a la de Alemania, por ejemplo, que presenta en los cuatro primeros meses del año un incremento del 6,4 %.

El mercado inglés también continúa con su ritmo alcista y acumula hasta abril una subida del 6,4 %. Lo mismo ocurre en Francia, en donde el aumento en lo que va de año es del 5,6 %.

Para la patronal Anfac, la evolución del mercado europeo es una «noticia positiva» para las fábricas españolas de vehículos, puesto que gran parte de la producción nacional se exporta a Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña.