Salvador Gabarró: «Las puertas giratorias son una estupidez»

ECONOMÍA

ANDREU DALMAU | Efe

El presidente de Gas Natural defiende al expresidente Felipe González, que abandona el consejo y entra Cristina Garmendia

14 may 2015 . Actualizado a las 15:29 h.

Unos van, otros vienen. Pero Gas Natural Fenosa sigue apostando por los políticos para su consejo de administración. La junta de accionista aprueba hoy la salida del expresidente del Gobierno Felipe González y la entrada de Cristina Garmendia, exministra de Ciencia e Innovación con José Luis Rodríguez Zapatero.

Antes de la junta, el presidente de la eléctrica, Salvador Gabarró, lanzó un salvavidas al expresidente, muy criticado el año cuando confesó que quería dejar el consejo de la empresa porque se aburría. Ni los 120.000 euros que cobraba al año lograban sacarlo del sopor. Gabarró reconoció que «me sabe muy mal que se vaya, porque ha aportado conocimiento internacional de los negocios y un sentido común impresionante». 

Gabarró defendió la contratación de políticos en las grandes empresas y confesó que «las puertas giratorias son una estupidez», tanto como «perder talentos». Tampoco le preocupa que la imagen de la compañía se pueda ver empañada por manifestaciones como las de González. «Es tan claro que hay que saber aprovechar el talento de las personas. Y si esto crea alarma social hay que luchar para que cambie. Porque, insisto, es una estupidez con mayúscula».

Cristina Garmendia (com amplios conocimientos en materia de investigación) es una de las dos mujeres que entran por primera vez en el consejo de administración de Gas Natural Fenosa. La otra es Benita Ferrero-Waldner, experta en política europea y que ha trabajado en la ONU. Hay otras tres incorporaciones, una la del presidente de La Caixa, Isidro Fainé. Para Gabarró, la llegada de Fainé al consejo de la eléctrica «es demostración clara que es y quiere seguir siendo el socio de referencia de Gas Natural Fenosa».

Gabarró, de 80 años, avanzó que seguirá siendo presidente del grupo hasta que el máximo accionista, La Caixa, decida lo contrario. «No estoy nada pegado a este sillón, pero hasta que me levante de él seguiré», zanjó.