«Rato es solo el primer objetivo»

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Cedida

La caída del exministro «es clave para acabar con la impunidad», relata el gallego Sergio Salgado, cofundador de la plataforma que abrió el caso Bankia

02 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Son escasamente conocidos. Y muy poco reconocidos. Muchos de ellos militan en el Partido X, formación a la que está vinculado el francés Hervé Falciani, el informático que destapó un monumental fraude bancario. Son los hombres y mujeres que hace justo tres años montaron en Barcelona 15MpaRato. De ellos partió la primera denuncia contra Bankia, la que ha destapado un escándalo -tarjetas black, salida a Bolsa fraudulenta, correos comprometedores de Blesa, colocación de preferentes de forma indiscriminada...- que tiene al otrora poderosísimo Rodrigo Rato en el epicentro. Entre sus cofundadores está Sergio Salgado, un ourensano de 36 años que estudió Ciencias Políticas en Santiago y Ecología Humana en Lisboa, y que lleva una década asentado en la capital catalana. «Desde el principio teníamos claro que Rato era objetivo estratégico», cuenta este gallego que trabaja de informático y consultor (ni él ni sus compañeros viven de esta plataforma).

Buena parte de lo que se ve ahora en la Audiencia Nacional tiene que ver con el trabajo que esta plataforma lleva desarrollando desde el 2012, aunque su presencia pública es más limitada que otros personados en la causa, como UPyD. «Empezamos todo esto en mayo del 2012, cuando se rescató Bankia, luego a España... Veíamos que aquí había una estafa y que había que actuar. Hicimos nuestros cálculos y pensamos que tardaríamos un año entre conseguir los fondos para pagar abogados, recabar información, conseguir a afectados para la acusación particular... Pero al final se hizo todo en un mes». En unos días lograron recaudar, vía crowfunding, 15.000 euros para iniciar el proceso y presentar una querella que incluía la acusación de falsedad documental. Ese punto, sumado a otros, dio pie a la gigantesca investigación judicial actual. Solo los de 15MpaRato dicen tener unos 160.000 folios de documentación; de ellas se encarga precisamente Sergio Salgado.

«Lo fácil habría sido presentar una acusación popular, como UPyD, y echarse a descansar unos años para que la Fiscalía lo hiciera todo, y ponerse luego medallas. Pero fuimos por la acusación particular -reivindica-, que te da pie a muchas más cosas, y es la que ha abierto todo este escándalo», incluyendo la fianza de 800 millones que ahora se ha rebajado a 34.

Es posible que aquel 16 de mayo del 2012 en la Plaza de Cataluña de Barcelona algunos no se creyeran hasta dónde iban a llegar las decisiones que allí se estaban tomando. No es el caso de Sergio: «Si no nos lo hubiéramos creído, no habríamos empezado esto. No lo digo porque tenga confianza en mí, sino por todo el trabajo que está haciendo la gente que me rodea. Sin ellos, sobre todo ellas, esto no sería posible».

Al presidio

Otra cosa será llegar a ver a Rato sentado en el banquillo, o incluso en la cárcel, como le sucedió a otro banquero metido en el caso, Miguel Blesa. «¿Por qué no? Eso lo pensamos desde el primer momento. La impunidad solo es una sensación, no es algo legal. El padre de Rato ya estuvo en prisión, y lo que le suceda a él es clave para acabar precisamente con esa impunidad que creen tener algunos», apunta.

La gente que impulsó esta plataforma sabe que aún hay muchos Ratos sueltos por España. «Pero somos prácticos, no podemos abarcarlo todo. Por eso insistimos en fijar el objetivo en Rato. Pero también dijimos tras su detención de hace unas semanas que no podía servir de chivo expiatorio, que Rato solo no hundió la economía española, ni llevó al rescate a este país. Hizo falta la ayuda de mucha gente. Rato es solo el primero. Habría que hablar de Luis de Guindos, de Montoro, de Zapatero, de Elena Salgado... De personas que han sido auténticos antisistema».

De esa pira Sergio salva a algunos: «A funcionarios del Banco de España y de la Agencia Tributaria que revelaron muchas cosas pese a las presiones, a los que habría que hacer un monumento». Tipos que, como ellos, prefirieron moverse ante la escandalera: «No hacer nada no merece la pena. Sabemos que este proceso es duro y largo. Pero no desfallecemos».