La industria de gran consumo eléctrico reclama un precio competitivo y estable

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Pedro Larrea y Rosa García
Pedro Larrea y Rosa García BENITO ORDOÑEZ

El Ministerio estudia una nueva subasta de ininterrumpibilidad antes del verano

23 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE) aprovechó ayer la celebración de su cuarto foro anual para reclamar al Gobierno lo que consideran absolutamente imprescindible para mantener su actividad: un suministro eléctrico competitivo, estable y predecible. Ese fue el mensaje sobre el que una y otra vez volvieron todos los participantes del encuentro, entre ellos, la presidenta de Alcoa España, Rosa García, y su homólogo de la gallega Ferroatlántica, Pedro Larrea.

«Es necesario impulsar una política energética al servicio de la industria», subrayó Esther Alonso, presidenta de AEGE, en la apertura del foro, al que estaba prevista la asistencia del ministro del ramo, José Manuel Soria, pero que finalmente fue sustituido por la directora general de Política Energética y Minas, Teresa Baquedano.

De hecho, Baquedano anunció la posibilidad de que «antes del verano» se realice una nueva subasta de incentivo eléctrico -el denominado servicio de ininterrumpibilidad-, que el pasado año puso patas arriba la actividad de la factoría coruñesa de Alcoa. La directora general indicó que con este sistema se trabajará para hacer modificaciones y pasar a un modelo de precios predecibles, que acabe con la incertidumbre que es, junto con la moderación de los costes de la electricidad, la principal reclamación del sector. Así, se maneja la idea de que los resultados de las pujas tengan una validez de tres años.

Clave para poder competir

Dado su uso intensivo de la energía -los gastos en este capítulo llegan a suponer hasta el 50 % del coste total para estas industrias-, sostienen que un suministro «competitivo, estable y predecible» es fundamental para competir porque es «una materia prima estratégica».

«Entre el 2007 y el 2014 ha desaparecido un tercio de la producción de aluminio en Europa, mientras la demanda sigue creciendo al 7 %. ¿Cómo se compensa? Con importaciones, que han subido un 10 %», explicó la presidenta de Alcoa España, Rosa García, sobre su sector industrial, para concluir alertando de que Europa «ha renunciado a nuestra industria del aluminio en favor de terceros países», algo que es preciso revertir con «apoyo y consenso sobre las políticas energéticas». Porque, indicó, «apoyamos la lucha contra el cambio climático, pero no olvidemos el pragmatismo necesario para poder sobrevivir».

Del riesgo de deslocalización «silenciosa» -que la industria española apueste por otros países, desincentivada por la falta de un marco regulatorio estable y unos precios de la energía asumibles- también alertaron otros ponentes, como Pedro Larrea, presidente de Ferroatlántica, o Javier Targhetta, consejero delegado de Atlantic Copper. «En España carecemos de estabilidad jurídica en el sector energético, y eso es un desincentivo para los inversores», señaló Targhetta, para asegurar también que «España y Europa son competitivas cuando quieren», ya que el coste doméstico de la energía en el país es de los más bajos del continente, frente al elevado precio del suministro para la industria, «más elevado que en otros países como Alemania o Francia», lo que lastra la competitividad española. Larrea también puso el dedo en la llaga del precio, asegurando que en España la energía es un 66 % más cara en los últimos años y «un 31 % más que en el resto de los países en los que trabajamos». Pero fue más allá al preguntarse si la sociedad española quiere industria, la acepta y defiende. Porque otro de los aspectos subrayados en el foro fue que la reindustrialización es «la clave para revitalizar la economía de España y Europa», pues crea empleo estable y de calidad.

«No se puede pedir más esfuerzos a la industria española, hay que buscar soluciones para la competitividad del suministro eléctrico», concluyó Larrea. Mientras, María Teresa Estevan, decana del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, que ejerció como moderadora, resumió el malestar del sector con ironía: «Aquí hay que venir llorado».