Restoy defiende la venta de NCG y que la entidad funciona de forma «muy satisfactoria»

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Ballesteros

El jefe del FROB admite en el Congreso que se perderán unos 40.000 millones de los más de 56.000 inyectados en la banca

15 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El subgobernador del Banco de España y presidente del FROB, Fernando Restoy, defendió ayer la idoneidad de la venta de NCG (la actual Abanca) a Banesco, pese a los abultados beneficios contables con los que el grupo que preside Juan Carlos Escotet cerró el 2014: 1.157 millones de euros después de impuestos, lo que supone sesenta veces más que el año anterior, cuando aún estaba en manos del FROB.

Restoy lo defendió ante la Comisión de Economía del Congreso, donde los diferentes grupos políticos le interpelaron sobre el dinero público inyectado en las entidades nacionalizadas, su posterior venta -concretamente NCG y Catalunya Banc- y si con dichas operaciones se recuperó todo lo posible, a la luz de los beneficios presentados.

«Debe claramente tenerse en cuenta, cuando hablamos de beneficios, que en un año como el 2014 incorporan en muchas entidades -y ciertamente en el caos de Novacaixagalicia, ahora Abanca- elementos que no son recurrentes», aseguró Restoy, para resumir que, excluyendo los extraordinarios, los resultados serían «relativamente modestos».

Restoy detalló que, una gran parte de los beneficios de la actividad de Abanca, «que es una entidad que, por otra parte, está funcionando de manera muy satisfactoria», agregó, tienen que ver «con la desdotación de provisiones como consecuencia de la mejora de la situación económica; con operaciones financieras extraordinarias; con la venta de activos; con la activación de activos fiscales diferidos; con esas operaciones de arbitrar la diferencia entre el tipo de interés de la deuda con el BCE y el tipo de interés de la deuda española, es decir, lo que en argot se conoce como carry trade». Por tanto, concluyó, «el beneficio recurrente es relativamente modesto, tanto como el que muestran otras entidades en España y en otros países, en un contexto realmente adverso» para la banca.

Admitió que «eran opinables» las ventas de NCG o Catalunya Banc (adquirida por el BBVA), si se podía haber buscado otra solución o haber esperado más para conseguir un mejor precio. Pero añadió que no admitía discusión que la mejor manera de saber «cuál es el precio justo de algo es organizar un proceso competitivo de enajenación lo más abierto y transparente posible», como se hizo especialmente con la entidad gallega, en la que hubo seis ofertas vinculantes, «un récord» y no se ofreció ningún blindaje (un esquema de protección de activos).

Restoy confirmó que de los 56.181 millones de fondos públicos directos inyectados en la banca, se habían recuperado 1.884 (de la venta de NCG y la devolución de la ayuda a Banca Cívica), aunque esperan que un reembolso en torno a 16.000 sumando las desinversiones de Bankia y BMN. De 40.000 hay que despedirse.