Fernández Toxo: «El Gobierno querría que los sueldos suban aún menos de lo que ofrece la patronal»

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JUAN LAZARO

Asegura que se podrían crear los tres millones de empleos que promete Rajoy, pero «con políticas radicalmente distintas»

08 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese al pulso que desde hace meses echan los sindicatos con la patronal para cerrar un nuevo acuerdo marco para la negociación colectiva, encallado por las diferencias acerca del incremento salarial, Fernández Toxo confía en llegar a un consenso.

-¿Qué les separa de los empresarios? Porque ustedes dijeron que estarían dispuestos a aceptar subidas del 1 % este año y ellos que podrían ofrecer «algo más» del 0,9 % que proponen...

-Hay una cierta distancia, porque tiene que imponerse la idea de que los salarios deben empezar a recuperar el poder adquisitivo perdido, ya que, aunque la inflación está baja, cualquier movimiento del barril de petróleo puede hacer subir los precios.

-Se quejan de que la CEOE no acepta planteamientos que sí firmó en el 2012, cuando la economía estaba en recesión.

-Yo entiendo que es un escenarios distinto, es la primera vez que negociamos en un escenario de inflación negativa, al que no se le quiere llamar deflación, pero se le parece bastante. No hay precedentes de una negociación salarial así. Pero si en el 2014 acordamos incrementos de hasta el 1,5 %, no parece lógico que mejorando la situación de la economía no se repercuta en los salarios.

-Ustedes han aceptado la petición de mantener los salarios ligados al PIB, pero piden cláusulas de garantía. La CEOE ha dicho que no aceptará un acuerdo que vincule los salarios al IPC, ¿firmarían ustedes uno que no lo haga?

-El acuerdo del 2012 ya vinculaba la evolución de los salarios al producto interior bruto. Se ha presentado como una novedad absoluta, pero venimos trabajando con esto desde hace tres años. Y, en un contexto de inflación negativa, el PIB garantiza mucho mejor a los trabajadores la evolución positiva de sus salarios que el IPC. Pero debe haber cláusulas de garantía, porque si pactamos un incremento salarial del 1,5 %, pero la inflación se nos va al 2, la gente estaría perdiendo salario aunque la economía crezca. Esa debe ser la referencia.

-¿Está presionando el Gobierno en la negociación?

-Aunque el Gobierno está fuera de la negociación, sé que está interesado en que haya un acuerdo y, si nos atenemos a las señales que ha enviado este año -la subida de las pensiones en un 0,25 %, una actualización del 0,5 % del salario mínimo y la congelación en la función pública-, parece que le gustaría que los sueldos suban menos que lo que ofrecen las organizaciones empresariales. Podrían haber cooperado con señales más positivas en su ámbito de competencia, teniendo en cuenta que el consumo es hoy fundamental para recuperar un tono vigoroso en la economía compatible con la creación de empleo.

-El Ejecutivo defiende que prolongar la moderación salarial aceleraría la creación de empleo...

-En absoluto. El Gobierno, cada vez que sale una cifra de paro un poco mejor que la de años anteriores, echa las campanas al vuelo, pero si uno observa las cifras, la composición del empleo es cada vez más precaria y hay trimestres aparentemente con más empleo en los que se trabajan menos horas. Esto quiere decir que estamos ante un reparto espurio del trabajo a base de empeorar las condiciones. Insistir en que la moderación, cuando no la devaluación salarial, debe persistir es apostar por un modelo de salida de la crisis que incuba la próxima antes de que esta haya acabado.

-¿Cuánto tiempo tardará España en recuperar el empleo perdido?

-Si las cosas continúan haciéndose de la forma que se están haciendo, y Europa sigue apostando de forma invariable por la austeridad, nuestro país podría tardar no menos de ocho o nueve años en recuperar los niveles del 2007.

-Rajoy prometió tres millones de empleos en una hipotética segunda legislatura, ¿es un objetivo posible, gobierne quien gobierne?

-El objetivo es posible, pero haciendo las cosas de forma radicalmente distinta a cómo se han hecho. Quien llegue al Gobierno tiene que plantearse como objetivo desmontar los efectos de una reforma laboral que ha acelerado la destrucción de empleo en la crisis y ahora incentiva un modelo precario que impide que la gente, aun teniendo trabajo, salga de la pobreza. Sin inversión pública, crédito y un incremento de las rentas familiares será imposible crear los tres millones de empleos que dice Rajoy, salvo que se profundice en ese reparto del trabajo existente a base de precarizar las condiciones de vida.

-Uno de los dramas de la crisis es el aumento de la pobreza y la desprotección de los sectores más vulnerables, como los parados. ¿Qué han hecho los sindicatos para revertir esta situación?

-Desde que en el 2009 hiciéramos una propuesta de pacto de Estado para abordar los efectos de la crisis, que pocos tuvieron en cuenta, hemos aportado dos grandes acuerdos de negociación colectiva para normalizar de forma equilibrada las condiciones de trabajo, que fue más valorado en Alemania que en nuestro país. Me consta porque estuve reunido hablando de ello con Merkel. O un acuerdo de pensiones difícil de gestionar pero que es inédito en cualquier país europeo. No digo que no nos hayamos equivocado, como otros, pero nuestro trabajo es perfectamente comprobable.

-Pactaron con el Gobierno una ayuda a parados sin prestación que llega apenas a un 1 % de los gallegos en esa situación. ¿Fue lo mejor que consiguieron arrancar?

-Hubo algunas otras cosas, como garantizar el derecho a la jubilación anticipada de los mayores de 61 años, que se vio amenazado, o la tributación de las indemnizaciones por despido. Sabemos, y estamos trabajando para evitarlo, que se han impuesto criterios bastante restrictivos para impedir el acceso a estas ayudas. No sé si esto es lo que provoca que solo haya 40.000 personas con esta ayuda cuando el potencial era mayor. Por eso estamos trabajando con UGT para proponer, mediante una iniciativa legislativa popular, un sistema de renta mínima que, de aplicarse, daría protección a tres millones de hogares bajo del umbral de la pobreza.

-¿Y no es una utopía cuando hasta ahora solo se han conseguido 426 euros durante seis meses?

-Es una pura necesidad. La pobreza es el mayor disolvente democrático. Sé que los recursos son escasos, pero la gente tiene necesidades que no esperan. Si conseguimos las 500.000 firmas necesarias, terminará concretándose. Si no es en esta legislatura, será en la próxima.

 «De los seis afiliados que usaron las 'black', cinco están fuera del sindicato»

Esta misma semana, el consejo confederal de CC.OO. aprobó un nuevo código de conducta para reforzar el control interno, acto en el que el secretario general reclamó la modernización urgente de la organización.

-Dice que «o Comisiones se reinterpreta o se la llevará por delante el viento de la historia», ¿qué cambios son necesarios?

-La gente nos demanda atención, presencia. Este es un sindicato que interviene en la empresa y la sociedad, pero tenemos déficits importantes. La composición del tejido empresarial español ha cambiado muchísimo: hoy el trabajo lo generan fundamentalmente empresas muy pequeñas, donde el sindicato está menos implantado y aunque llegamos a través de la negociación colectiva a dar cobertura a millones de trabajadores en estas empresas, tenemos que llegar directamente a ellos y no esperar a que vengan cuando tienen un problema.

-Aprobaron también un nuevo código ético, ¿es suficiente para pasar página a escándalos que han salpicado al sindicato, como el de las tarjetas «black»?

-No hemos pretendido tapar escándalos, hemos sido los primeros en actuar de forma contundente cuando detectamos el uso de esas tarjetas por parte de afiliados, lo que pasa es que situaciones así encienden las alarmas. Aunque este sindicato tiene elementos de participación y transparencia, soy consciente de que la sociedad es mucho más exigente que en etapas anteriores, igual porque entonces no conocía cómo funcionaban las organizaciones. Lo que hemos querido es ir más allá de las exigencias legales, por lo que todas las personas que representen al sindicato en cualquier institución deberán presentar su declaración de bienes al inicio y el final de sus mandatos.

-¿Mantienen a uno de los usuarios de las tarjetas opacas al frente de la sección sindical de Bankia?

-No está al frente, pero le diré: de los seis implicados, cinco se han dado de baja definitiva del sindicato, por lo que no podemos seguir adelante con los expedientes sancionadores, pero sí vamos a establecer cautelas por si pretenden regresar a la organización. Y, respecto al sexto, que creo que fue la persona que menos gastó, la comisión instructora consideró que no hubo utilización en beneficio propio y sobreseyó el expediente a expensas de que en el ámbito judicial se determine otra cosa. En ese caso, se reabriría.