«¿Desaparecerá el euro? No, por Dios»

s. v., r. s. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

González-Páramo cree que ni a Europa ni a Atenas le interesa un posible «Grexit»

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Directo y claro. José Manuel González-Páramo, un hombre con un profundo conocimiento de la economía galobal apuesta por Europa, y por una Grecia dentro de ella.

-¿Desaparecerá el euro?

-¡No, qué va! ¡Por Dios!

-¿Algún país lo abandonará?

-Creo que no va en el interés de nadie irse del euro. Para un país europeo es un gran error estratégico irse del euro si ya pertenece a él. Otra cosa diferente es pasar a formar parte de él. La mayoría de los países de la Unión son de la opinión de que estar en el euro es positivo. La zona euro seguirá creciendo, no va a desaparecer y no sería racional que ningún país se planteara abandonarlo.

-¿Ni Grecia?

-Por supuesto.

-Cuando estuvo en el BCE, durante todos los años de crisis, ¿temió que llegase a ocurrir?

-Cuando uno navega por mares desconocidos y sin mapas, actúa movido por perseverar en ser él mismo. Soy europeísta desde que tengo memoria. Me niego a creer que algo tan importante para el futuro de Europa puede desaparecer por una crisis económica. Afortunadamente, logramos salir adelante y tomar medidas que han hecho mucho más resistente y sólido el euro. La moneda europea podría ahora soportar la salida de Grecia. Otra cuestión es si esa medida le interesa a Grecia o si le interesa a Europa como un proyecto común. La respuesta para los dos casos es no. No quisiera desgranar las consecuencias de que Grecia se fuera del euro, pero uno se las puede imaginar: un país fuera de los mercados internacionales durante décadas. Sería una Argentina anclada de Europa. ¿Quién financiaría las medicinas, las pensiones, los sueldos? ¿Con papelitos que pongan «yo te debo tanto», recuperando el dracma? Una vez que has incumplido compromisos internacionales, recuperar esa credibilidad puede ser cuestión de generaciones. Entiendo la queja. Pero si tu problema es la falta de competitividad, debes recuperarla, y no se consigue subiendo el salario mínimo muy por encima de la media europea. Esta es una de las medidas que proponía Syriza. Subirlo a 750 euros cuando el país ni de lejos alcanza los niveles de productividad de Alemania, donde el salario mínimo es muy inferior. Vamos a ser serios.

-Pero habría que buscar una solución definitiva a Grecia. Ahora se ha dado una patada hacia delante por cuatro meses.

-De una tacada no resolverá. Hay que extender este programa hasta que se renegocie otro. Se están decidiendo qué medidas se reemplazan por otras de efecto equivalente en términos de recaudación. Pero a partir de junio o julio tiene que haber otro programa. Grecia sigue sin capacidad para financiarse a sí misma.

-¿Y cómo vio las negociaciones de estas últimas semanas?

-Ha habido una teatralización del camino hacia un acuerdo. Ha habido mucha sal gorda y manifestaciones de las cuales todos se arrepienten. Parece que estamos llegando a una convergencia razonable. Al menos la dirección del Gobierno griego creo que no tiene duda de que Grecia necesita de la UE para seguir adelante.

-En todo ello, Mario Draghi, el presidente del BCE, ha jugado un papel muy relevante...

-A Draghi le ha tocado gestionar esta institución en momentos complicados. Después de acceder al cargo [a finales del 2011], hubo una convocatoria de un referendo en Grecia. Ese fue el saludo que recibió. ¡Cualquiera se pone a los mandos de un avión cuando le dicen que hay un motor que parece que no funciona! De allí a su famosa frase de julio en Londres: «Haremos lo que sea necesario y créanme que será suficiente». Consiguió parar la especulación contra el euro por su credibilidad. Mario Draghi es una persona muy articulada, e ideal para pilotar un órgano de gobierno tan complejo. Desde luego que lo ha hecho de manera sobresaliente. Mi esperanza es que dure mucho este período.