La niña bonita que se convirtió en proscrita

f. f. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El desarrollo de la energía eólica proporcionó innumerables alegrías a la Galicia industrial

03 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El desarrollo de la energía eólica proporcionó innumerables alegrías a la Galicia industrial. Ese viento por momentos tan molesto puso a la comunidad en el mapa energético del mundo, la convirtió en toda una potencia que ahora corre riesgo de desinflarse. La otrora mimada industria eólica es ahora vapuleada por los mismos que impulsaron con entusiasmo la implantación de molinos a golpe de jugosos incentivos económicos. Los empresarios, de pronto, se encontraron con que el Ministerio de Industria había decido pinchar la burbuja que ayudó a inflar y frenar en seco la apuesta por el negocio. Los recortes a las primas a las energía renovables -la eólica fue la principal perjudicada, a pesar de pisarle los talones a la nuclear como primera fuente de energía en España- asestó un duro golpe al sector. Tanto que la mayor parte de los parques eólicos gallegos se han quedado ya sin incentivos -estén amortizados o no-. Las consecuencias no se han hecho esperar: los inversores no quieren saber nada más -de momento- de montar nuevos parques. No solo porque la rentabilidad haya caído de forma considerable, también por la inseguridad jurídica que ha generado el ministerio. Esto redunda también en la falta de financiación por parte de los bancos, que no prestan si no ven negocio seguro. Los grandes promotores están desplazando a Sudamérica sus inversiones previstas en Galicia y pese a los esfuerzos de la Xunta por impulsar el concurso eólico, lo cierto es que no se ha construido ni un solo parque nuevo de los previstos. Y van casi tres años así.