Añón dice que entró en NCG al confiar en el Gobierno y el FROB

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Creyó que estaba «en buenas manos» y destaca que le ocultaron datos tras poner 25 millones: «No hago inversiones suicidas»

23 ene 2015 . Actualizado a las 07:07 h.

El empresario Manuel Añón dijo ayer ante la juez que no habría invertido 25 millones de euros en Novagalicia Banco si hubiese conocido datos relevantes como el severo ajuste de capital que por imperativo legal tenía que llevar a cabo la entidad y que provocó una operación acordeón que hizo que una veintena de empresarios gallegos viesen esfumarse su dinero. «No. Nosotros hacemos inversiones; no suicidios», contestó con contundencia.

En la primera sesión del juicio por su demanda por la pérdida de esa inversión, y a preguntas de los abogados, el empresario gallego aseveró que para él era un dato relevante que el vendedor de NCG fuese el FROB. «Consideraba que estaba en buenas manos, en las del FROB, en las del Banco de España y en las del Gobierno», se explicó.

Dejó claro que era el Fondo de Reestructuración, con el 93 % del capital, era quien «mandaba» en la entidad y también sobre el presidente, José María Castellano. Era con él con el que mantenía reuniones para abordar la posibilidad de invertir y el importe, al tiempo que le transmitía que la entidad, tras la entrada de 2.450 millones de capital público, estaba totalmente saneada. Añón dijo entender que esto era así, ya que NCG se valoró en 181 millones tras tenerse en cuenta el deterioro de los activos inmobiliarios, entre otras cosas. En otro momento de su intervención destacó que el banco estaba auditado por BDO, tras encargo del Banco de España, por lo que no tenía sentido que su empresa hiciese una due diligence.

Tanto la abogada del Estado, que representa al FROB, como el letrado de NCG intentaron demostrar que el empresario había mantenido un enfrentamiento con el banco y que en el momento en que se estaba analizando la posibilidad de inversión, las relaciones no eran demasiado buenas. Manuel Añón negó la mayor. Explicó que él era un cliente preferente de NCG, banco con el que mantenía diferencias por la inversión realizada de cien millones en Corporación Financiera Caixa Galicia, que fue a un laudo arbitral tras el cual le reintegraron 75 millones. Invirtió 25 en la privatización. Fue el empresario que más inyectó (en total, veinte empresarios pusieron unos 70 millones). El resto, los otros 50 millones que le pagaron, y «mucho más dinero», siguió depositado en la entidad, porque una cuestión es una diferencia en una inversión, y otra, su relación.

Uno de los momentos más llamativos tuvo lugar cuando el empresario negó lo que momentos antes había declarado el responsable jurídico de la entidad, Eduardo Álvarez-Naveiro. «Yo sí que estuve en las dos reuniones que mantuvieron en Santiago con los posibles inversores. Estaba sentado enfrente de Castellano, incluso puedo decirle el menú», subrayó Añón. La abogada del Estado solo dijo que en la documentación aportada no constaba y que era palabra contra palabra.