La patronal conservera resalta el daño que supondrá para la industria gallega
09 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.De nada ha servido la moción de resolución del Parlamento Europeo objetando su inclusión en la lista de países beneficiarios del SPG+ (sistema de preferencias generalizado). Desde el pasado 25 de diciembre, Filipinas ya puede enviar al mercado comunitario una lista de más de 6.000 productos libres de aranceles, después de que la Comisión Europea decidiese finalmente conceder al país las ventajas comerciales que reclamaba. Y las latas de atún figuran entre esas 6.000 referencias. Toma cuerpo así una de las principales amenazas que se cernían sobre la industria conservera gallega, que augura una entrada masiva de túnidos enlatados en el país asiático, un envío de latas de tal calibre que Filipinas se colocaría como el primer exportador de este producto a la UE, con un volumen de 70.000 toneladas.
Ese futuro «incremento notable» que refiere Anfaco (Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos) se sustenta en que tanto la Administración filipina como el sector privado, representado por la Asociación de Empresas de Conservas de Atún de Filipinas, han puesto de manifiesto que «ya desde el primer año se incrementarían sus exportaciones de conservas de atún al mercado de la UE, cifrando dicho incremento en un 64 %», apunta en un informe Juan Manuel Vieites, secretario general de Anfaco.
Viejas conocidas
Las latas filipinas no son para nada desconocidas en los anaqueles de los comercios comunitarios. Según los datos extraídos de Eurostat por la patronal conservera, ha estado enviando una media de 44.500 toneladas de latas al año desde el 2008. Y eso que la entrada de este producto estaba gravada con el 24 % de arancel. Así que, ahora, con el 0 %, la «desestabilización del mercado comunitario de conservas de atún» está servida. A Anfaco no le cabe duda de que el que es el quinto productor mundial y, por tanto, uno de los principales competidores de la industria gallega en el enlatado de túnidos y derivados, causará «graves consecuencias al sector industrial transformador nacional y europeo», en términos de empleo y valor añadido.
En las conserveras españolas trabajan más de 15.000 personas -el 75 % de los empleos directos están en Galicia-, que enlatan un volumen de latas que alcanza las 342.525 toneladas, por valor de 1.528 millones de euros. Esa importancia industrial y social se ve ahora amenazada por la supresión de aranceles a Filipinas. Un levantamiento de barreras que no necesita un sector conservero como el filipino, «fuerte y competitivo», según Anfaco. Se basa en los datos de producción y exportación a nivel mundial y en su localización estratégica, en la región de Asean, «próxima a la materia prima», lo que supone una ventaja competitiva con respecto a la industria comunitaria, escasa, por cuestiones de latitud, de túnidos tropicales.
Pero, además, Anfaco pone en duda que el país cumpla los requisitos de tener ratificados 27 convenios internacionales sobre derechos humanos, laborales, medio ambiente y gobernanza. Es más, recuerda que tiene una reserva en la Convención para la Prevención y la Sanción del delito de Genocidio que no es aceptada por varios países europeos, entre otros del mundo, y que diferentes organismos gubernamentales y organizaciones independientes han puesto en evidencia serias deficiencias de Filipinas en el respeto a los derechos humanos.
Tarjeta amarilla por pesca ilegal
También hay denuncias en relación a las prácticas laborales por sus atentados contra la libertad sindical y las condiciones laborales y, finalmente, la propia Comisión de Pesca ha sacado tarjeta amarilla a Filipinas por no cooperar en la lucha contra la pesca ilegal.
A la vista de todo ello, anfaco es tajante: «A fecha de hoy, no se le debería conceder ventajas arancelarias a Filipinas a través del SGP+».