El litro de carburante está penalizado con un inamovible 50 % en carga fiscal

f. f. redacción / la voz

ECONOMÍA

08 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ocurre en el mercado de los carburantes de automoción algo parecido al de la energía: que lo que menos paga el consumidor es el coste del producto y lo que más son impuestos y otros conceptos. Porque cada vez que un conductor reposta en la estación de servicio ha de saber que el litro de gasoil que está a punto de abonar soporta una carga fiscal que se come el 50 % del precio final.

En el caso de la gasolina, ese porcentaje es incluso superior (57 %). Esto explica que el abaratamiento de los combustibles no sea reflejo fiel de la caída del petróleo. Cuando esto último ocurre -es así desde el pasado verano- influye en un tercio del precio que se paga al repostar, y no en el 100 %.

Esta es la teoría, aunque no significa que los carburantes se estén abaratando todo lo que debieran. De hecho, el ministro de Industria, José Manuel Soria, anunció en diciembre que se mantendrá vigilante para evitar que las petroleras no repercutan la caída del petróleo en los combustibles y aumenten en cambio sus márgenes de beneficio, situados oficialmente en el 1,5 %.