La macroeconomía, salvo que se tuerzan mucho las cosas, deparará buenas noticias al Gobierno a lo largo del 2015 aunque persistirá el pesado lastre del paro. Al menos, es lo que se desprende de los indicadores adelantados que maneja, según los cuales la actividad habría terminado el año creciendo a una tasa anual del 2,5 %, mayor incluso del avance que prevé el Ejecutivo para el PIB en el presente ejercicio (2 %).
De hecho, si se observan las gráficas incluidas en el resumen de indicadores que va actualizando de forma periódica el Ministerio de Economía, todos los marcadores llevan ya varios meses en positivo salvo la inflación, cuyo descenso (-1,1 % de tasa anual en diciembre) no ha venido precisamente mal para consolidar la incipiente recuperación.
Claro que el llamado indicador sintético de actividad (ISA), que en teoría sirve de termómetro para ver cómo se comportará el PIB a seis meses vista, suele pecar por exceso. Así, mientras al cierre del tercer trimestre de 2014 preveía un avance anual del 2,4 %, la realidad estadística del INE lo dejó finalmente en el 1,6 %. Y lo mismo ocurrió en períodos precedentes. En cualquier caso, la estimación que el ISA hacía a finales de diciembre (ese 2,5 %) permite pensar que se superará claramente el 1,3-1,4 que Gobierno y Banco de España auguraban.
Para los más optimistas, ese indicador adelantado permite pensar que el PIB seguirá sumando avances intertrimestrales superiores al medio punto. Con ello, llegar a los avances del 2,5 o 2,4 % que prevén la CEOE o Funcas se antoja más real que utópico.