El impacto en la deslocalización industrial

La Voz

ECONOMÍA

28 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En los primeros años de la década pasada, el sector eólico en Galicia fue exhibiendo un liderazgo ahora perdido. La crisis financiera del 2008 y su correspondiente efecto en la financiación bancaria, la contracción de la demanda y la reforma de Soria han supuestos duros golpes para un sector que ha sido víctima también de la mala gestión política.

En contra de lo que aconsejaba la industria ya en el año 2005, el bipartito aprobó su concurso justo en el tramo final de la legislatura. Feijoo, que llegó a la Xunta en la primavera del 2009, lo tumbó, tal y como había prometido, alegando problemas de ilegalidad. El nuevo concurso, con la crisis ya encima, apenas pudo avanzar. Y así se ha llegado al año 2014, sin que se tengan noticias de que se generasen nuevos desarrollos eólicos.

La reforma de Soria ha nublado más el horizonte, pero mucho antes Galicia había empezado ya a pagar los efectos de una mala estrategia con la temida deslocalización industrial. El parón entre el 2005 y el 2010 hizo que empresas como Gamesa, Alston, Danigal o LM Composites hicieran las maletas y engrosasen la lista de ejemplos de cómo perder producción y puestos de trabajo de alto valor añadido. En una comunidad como Galicia, no precisamente sobrada de empleo industrial y con escasa capacidad para atraer inversión extranjera, el daño fue enorme.

El parón del sector eólico tiene también un gran impacto en la maltrecha economía del rural, azotada por una crisis de rentabilidad de las actividades más tradicionales, y que tiene en el arrendamiento de terrenos para aerogeneradores una fuente de ingresos.