Las eólicas desplazan su inversión a Sudamérica por la reforma de Soria

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Galicia acumula ya tres años sin instalar apenas nuevos aerogeneradores

28 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los grandes promotores eólicos, que habían depositado grandes expectativas de inversión en España y sobre todo en Galicia, están desplazando sus proyectos hacia otras latitudes como consecuencia de la grave crisis de rentabilidad que azota al sector. Una situación que es consecuencia directa del fin de las primas a las renovables, cambio sustancial de la reforma energética con la que el ministro Soria quiere reducir el controvertido déficit de tarifa. El decreto de junio y la orden de retribuciones a la eólica ha dejado hecho un solar un sector que había sido de los más pujantes del mundo. Mientras grandes empresas como EDP, Enel, Acciona o Gamesa han invertido lejos, en países como Uruguay, México, Brasil, Chile o Escocia, Galicia cerrará el 2014 sin apenas instalar nuevos aerogeneradores. Y van ya tres años. En este ejercicio, solo Fenosa ha iniciado las obras de un pequeño parque en Guitiriz, pero las empresas del sector, pese a alguna excepción, hablan de un «bloqueo generalizado».

De hecho, en la comunidad gallega hay 400 megavatios autorizados ya administrativamente, es decir, que podrían empezar a levantarse aerogeneradores, y sin embargo se hallan parados. Y no solo los del último concurso. Algunos incluso se corresponden a parques autorizados por Fraga antes del bipartito.

«El problema principal es que no hay financiación, y no hay financiación porque los bancos utilizan el proyecto como garantía, y cuando ven los vaivenes que ha dado la normativa y la rentabilidad actual, las entidades se echan para atrás; por eso la industria está invirtiendo fuera», explica Íñigo Muniozguren, abogado y secretario de la Asociación Eólica de Galicia (EGA). El portavoz de la patronal advierte que este es un problema no solo gallego sino del conjunto de España, pero matiza que a esta comunidad le afecta más «por sus horas de viento». En aras de minimizar el impacto de la reforma de Soria en el sector eólico gallego, la Xunta adoptó una serie de medidas que permitiesen al concurso seguir con vida. Se abrió la alternativa de renuncia totas o parcialmente a los megavatios adjudicados, se retrasó la constitución de los avales al momento de construcción del parque -lo que supone un ahorro medio de 23.000 euros al año por proyecto-, se permitió la repotenciación de parques ya amortizados (sustitución de aerogeneradores) y, por último, se rebajó el impuesto de transmisiones patrimoniales del 4 al 0,3 %.

Esto ha propiciado que el 83,5 % de los megavatios del concurso sigan formalmente adelante, según Industria, y que se hayan autorizado a lo largo del 2014 diez nuevos parques eólicos que suman un total de 242 megavatios y una inversión de 337 millones de euros. Pero estos datos dan cuenta de una continuidad en el ámbito administrativo, de una inercia de tramitación, sin que hasta ahora tengan un correlato en la concreción real de proyectos eólicos. No se levantan aerogeneradores y los promotores se están yendo fuera.

Pérdida de rentabilidad

Este es el resultado directo de una reforma energética a nivel estatal que ha propiciado que, por término medio, los parques eólicos pierdan un 40 % de sus ingresos, siendo los anteriores al 2005 los que tienen incluso una mayor penalización.

La EGA confía en que la Justicia acabe declarando inconstitucional un cambio normativo que aplica medidas con carácter retroactivo. Y que no solo hipoteca el desarrollo futuro sino que pone en riesgo la sostenibilidad de algunos parques ya en funcionamiento. De hecho, el grupo alemán RWE, uno de los mayores del sector y que tiene 16 parques eólicos en el país, también ha demandado esta semana a España al entender que los recortes en renovables vulneran la normativa internacional.