Una solución que solo garantiza doce meses más de tranquilidad

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Empresa, trabajadores y Xunta reclaman que las pujas sean por más años

24 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Alcoa le ha visto las orejas al lobo en varias ocasiones. La última, ahora, pero todavía suenan los ecos del expediente de regulación de empleo que hace dos años mandó a casa temporalmente a las plantillas de A Coruña y Avilés. La culpa, otra vez, del precio de la electricidad. Los trabajadores respiran ahora tranquilos: hay incentivos eléctricos suficientes para seguir trabajando. Pero, de momento, solo un año más. ¿Y después qué? ¿De nuevo el abismo?

¿Por qué se ha desatado la crisis reciente de Alcoa?

Porque se quedó sin incentivos eléctricos para las plantas de A Coruña y Avilés. Esto ocurrió en la primera subasta que organiza el Ministerio de Industria para adjudicar el llamado servicio de interrumpibilidad. Hasta ahora había contratos fijos, pero se han anulado a favor de aplicar un sistema competitivo para adjudicar las bonificaciones. Bruselas podría considerarlas ayudas de Estado, como ocurrió en Italia y precisamente también con Alcoa. La multinacional tuvo que devolver 295 millones y cerró la planta. Al tratarse de una puja, unas empresas se quedaron compuestas y sin ayudas. Le ocurrió a Alcoa para sus plantas de Avilés y A Coruña. Según la compañía, sin esos incentivos, las fábricas entrarían en pérdidas a partir de enero porque se dispararía el precio de producción del aluminio: un 20 % más por tonelada. Hubo una segunda subasta, en la que Alcoa salió victoriosa. Son pujas anuales. Tanto la empresa, como los trabajadores y hasta la Consellería de Industria reclaman que las subastas sean para más tiempo para saber el precio de la energía a medio plazo y poder hacer planes de futuro.

¿Qué es el servicio de interrumpibilidad?

Es un sistema ideado en los años 80 para conceder incentivos (o subvenciones) a las industrias intensivas, como Alcoa, para abaratar sus elevados costes eléctricos. Recibían bonificaciones a cambio de estar disponibles para reducir potencia en caso de emergencia. En su momento, ese servicio era necesario porque no había tanta potencia instalada como ahora y el desarrollo industrial tiraba al alza del consumo. Por eso, para evitar cortes en el suministro -porque la oferta no cubría la demanda- el operador del sistema (Red Eléctrica) disponía de ese mecanismo: ordenaba apagar una industria si preveía déficit de producción. Alcoa está en la lista de interrumpibles desde el principio. Este servicio ahora no parece necesario: la crisis ha adelgazado el consumo y la potencia instalada es mayor que la demanda eléctrica. Se mantiene para que las industrias sigan disfrutando de precios de la energía más baratos que los de mercado y así ganar competitividad.

¿Cuánto cuesta y quién paga la interrumpibilidad?

El presupuesto para el 2015 es de 550 millones, 200 menos que para el 2014. Ese dinero es otro gasto más del sistema eléctrico y como tal lo abonan todos los consumidores cada vez que pagan el recibo de la luz. Lo hacen a través de los llamados peajes de acceso, en los que se abrigan costes ajenos al consumo eléctrico: además de la interrumpibilidad, primas a las renovables, sistemas insulares (subvenciones para que los habitantes de las islas no paguen más que los de la península), déficit de tarifa... Y los peajes, conviene recordar, suponen el 38 % del total de la factura de la luz.