La distribución territorial de la riqueza

Albino Prada
Albino Prada PROFESOR DE ECONOMÍA APLICADA. UNIV. VIGO

ECONOMÍA

20 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El Instituto Galego de Estatística nos ofrece su estimación de la riqueza a escala municipal para el año 2012. Como ese año ya nos pilla algo lejos, quizás lo más oportuno sea reflexionar no sobre lo que cambió de un año a otro, sino sobre lo que los datos nos dicen sobre la estructura productiva (PIB), poblacional (por habitante) y territorial de Galicia. Los datos municipales, y no digamos los provinciales, confirman el imparable proceso de concentración de la riqueza (en millones o por habitante) en un muy reducido número de los municipios gallegos. Casi la mitad de la riqueza en solo siete municipios que a su vez ocupan las ocho primeras posiciones por habitante. En buena medida se trata de la Galicia litoral y de áreas urbanas que concentran la localización de empresas en un proceso autoacumulativo.

A nadie con juicio se le ocurre imaginar que la situación óptima consiste en dejar que ese proceso centrípeto continúe hasta que el 90 % de la actividad económica y población se concentre en una docena de ayuntamientos. ¿Cómo reequilibrar ambas cosas (actividad y población) y evitar la congestión, el colapso y la insostenibilidad del territorio?

Cuando uno observa uno de los mapas municipales que nos ofrece el IGE (por ejemplo el del índice de PIB por habitante cuando la media gallega vale 100) al menos se atisba una posibilidad. Definir como cabeceras comarcales aquellos municipios que superan el valor 100 para que arrastren el conjunto de su área de influencia. Pasar así de más de trescientos minifundios a esas cincuenta comarcas. Porque a escala comarcal las desigualdades en PIB por habitante se reducen a menos de la mitad de las que existen entre el más rico y el más pobre a escala municipal.

Suprimir o concentrar ayuntamientos, y olvidarse de las provincias, nos permitiría gestionar las administraciones públicas con un menor gasto operativo por habitante y con una recaudación mayor. Nos permitiría ajustar los ámbitos de residencia y trabajo, ganar en área de expansión para actividades hoy congestionadas y frenar el desequilibrio galopante actual. ¿Anotará alguien este asunto para las próximas elecciones locales?