Grecia agita viejos fantasmas

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La sombra de una hipotética victoria de Syriza hunde la Bolsa griega, zarandea al resto Europa, y deja claro que la crisis del euro se ha cerrado en falso

10 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de Grecia no tiene arreglo. O, por lo menos, no uno fácil. Tras cinco años agujereando los cinturones de los atribulados ciudadanos, dos rescates y una quita de por medio, la deuda helena sigue siendo astronómica (supera el 175 % del PIB) y se antoja insostenible para un país que se ha dejado un 25 % de su riqueza en el tortuoso camino de la crisis. Una cifra, recuerdan los expertos, de la que solo existen precedentes en países en guerra.

Poco imaginaba el recién elegido primer ministro Yorgos Papandreu lo que se les venía encima a los griegos cuando en el otoño del 2009 decidió tirar de la manta y desvelar que las cuentas públicas ocultaban un déficit descomunal del que nada sabían en Bruselas. Un lustro y 240.000 millones de euros en rescates después, Grecia mantiene intacta su capacidad para aterrar a los mercados. Lo que viene a demostrar que la crisis del euro se ha cerrado en falso. Está viva.

Quedó claro ayer. Bastó el anuncio de la decisión del Gobierno de adelantar dos meses la votación parlamentaria para elegir a un nuevo presidente de la República para desatar la desbandada inversora. En suelo heleno, sobre todo. Pero también en otras plazas europeas como la española. ¿Por qué? Porque el candidato ha de contar con el apoyo de 180 de los 300 votos posibles y la coalición de Gobierno que lidera Antonis Samaras tiene 155 diputados. Si no hay acuerdo, habrá que convocar elecciones. Lo dice la Constitución helena. Y las encuestas otorgan un papel protagonista a los radicales de izquierda de Syriza. De ahí la desbandada. No comulga la formación precisamente con las ruedas de molino de las recetas de la troika.

Por eso ayer las acciones y los bonos griegos se vinieron abajo. Y contagiaron al resto de Europa, aunque no con la virulencia de épocas ya pasadas, pero no tan lejanas.

La Bolsa de Atenas se despeñó. Literalmente. Cayó un 12,78 %, el mayor descalabro en años. Desde 1987. Con desplomes que en algún caso, como el del Banco Nacional de Grecia, sobrepasaron el 20 %. Y eso, con la rentabilidad del bono heleno a diez años, otra vez por encima del 8 %.

Para el Ibex, el día se saldó con una amarga caída del 3,18 %, la tercera más abultada del año. Mientras, el rendimiento de los títulos del Tesoro a diez años se encaramaban de nuevo sobre el 1,8 %, nivel del que habían logrado apearse la víspera por primera vez en la historia.

China también preocupa

Pero, Grecia no fue el único foco de tensión para los mercados en el día de ayer. Cuando el país heleno sembró Europa de inquietud, el miedo ya había hecho mella en los inversores. Horas antes de que el Viejo Continente abriera sus puertas, la Bolsa china también se desplomaba un 5,3 % (la peor sesión desde mediados del 2013) por el temor a nuevas restricciones crediticias.