Jove dice que invirtió en NCG al confiar en el Banco de España y pensar que no le perjudicaría

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Asegura que las primeras noticias sobre la mala situación del banco le llegaron cuando se enteró de que «no tenía ni un duro»

21 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Jove, presidente de Inveravante, se sentó ante la jueza que lleva una de las causas que enfrenta al FROB y al grupo de empresarios que perdieron 70 millones que habían invertido en NCG y explicó: «El 12 de enero [del 2012, día de la firma de la compra de acciones] no tenía ninguna noticia [del agujero de casi mil millones] y luego las noticias que me llegaron era que no tenía ni un duro». Certificó que su equipo estudió la inversión. «Me invitan a hacerla y nos dicen que hay fondos internacionales interesados en entrar en el banco. Lo estudiamos y pensamos que era una inversión rentable» en una entidad saneada y capitalizada, dijo.

La abogada del Estado, que defiende al FROB, le preguntó si no era consciente de que había invertido en una entidad que había sido valorada en 181 millones. Jove fue contundente. «Sí», dijo aunque subrayó un importante matiz: Inveravante invirtió en un banco que valía 181 más los 2.640 que había inyectado el FROB. «Si hubiéramos invertido 6 millones en una entidad que valía 181, no tendríamos el 0,2 % del capital», advirtió.

Según el empresario, ninguno de los inversores había sospechado de la letra pequeña ni de que el Banco de España les fuera a perjudicar. Al contrario confiaban en el supervisor y en el FROB, cuya presencia en el capital «me daba seguridad» a la hora de afrontar una inversión en la que «me he sentido engañado».

Tras Jove compareció Manuel Rodríguez, presidente de los astilleros Metalships&Docks, del grupo Rodman, quien también respondió con contundencia: «¿Qué le voy a analizar yo al Banco de España?», dijo refiriéndose al ajuste de 1.000 millones. Advirtió que siempre habló con el presidente de la entidad, José María Castellano, y con el consejero delegado, César González-Bueno, que eran los gestores en la entidad del FROB, organismo «que si quería los podía haber sustituido como ha hecho en otras ocasiones». En su opinión, los empresarios le «salvaron los muebles a uno de los inversores principales, que fue el FROB», y lo que ha ocurrido es que «simplemente nos metieron la mano en el bolsillo».

Ramón Devesa, de Ranebe 2003, confirmó que intentó negociar el contrato de venta del FROB, sin éxito. Quería salvaguardar la inversión por si surgía algún problema y además quería rebajar el tipo de interés del 12,5 % establecido en el contrato. Destinó dos millones de euros, tras la insistencia de Castellano, quien le había dicho que «la inversión era más segura que una cuenta a plazo».