Una pandemia que amenaza al potente sector turístico español

ð£ J. A.

ECONOMÍA

19 oct 2014 . Actualizado a las 12:39 h.

El ébola aún parecía una amenaza lejana, circunscrita a tres países del África occidental, el pasado 6 de octubre. Los periódicos informaban de que se había activado el protocolo por un posible infectado en Bilbao, pero también mencionaban un estudio que relegaba a España al puesto 19 de la lista de países en riesgo. La sesión bursátil transcurrió sin sobresaltos aquel lunes, el Ibex arañó 0,74 enteros y las acciones de IAG -el consorcio integrado por Iberia y British Airways- se revalorizaron un 1,29 %. Continuaba la racha alcista de la compañía aérea, que el viernes anterior había protagonizado la mayor subida en el parqué madrileño: 5,14 puntos.

Al día siguiente, martes 7 de octubre, la conmoción se adueñó del país: el primer caso de infección por ébola en Europa se había registrado en España. La bolsa acusó el golpe y el Ibex retrocedió más de dos puntos, pero uno de los dos valores más castigados resultó ser IAG: perdió 6,57 puntos en una sola jornada. Una semana después de confirmarse el contagio de Teresa Romero, el índice que pondera los 35 principales valores de la bolsa española había descendido un 4,8 %, pero el valor bursátil de IAG había disminuido casi el triple: un 13,8 %. El ébola, señalaba en ese momento el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, «ya está teniendo consecuencias económicas en España». Christine Lagarde, directora gerente del FMI, iba más allá al advertir que la recuperación «puede verse en peligro».

Todas las miradas se dirigieron entonces hacia el potente sector turístico español. Semejaba la víctima propiciatoria de la incertidumbre creada por el brote de ébola. Sin embargo, el temor inicial a que los grandes tour operadores y agencias de viajes desataran una cascada de cancelaciones parece disiparse paulatinamente. La patronal Exceltur asegura que no se han producido anulaciones por motivo de la pandemia. Los grandes hoteles tampoco perciben, hasta ahora, una merma significativa de su ocupación. Pasada aquella semana en caída libre, IAG -al igual que otras compañías aéreas- parece remontar el vuelo, aunque debe afrontar las turbulencias causadas por los vientos de la recesión que soplan en Europa. Y el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, obligado a transmitir tranquilidad, asegura que el brote «no ha tenido ningún impacto en la actividad económica española».

EL COSTE DE LA PANDEMIA

Ninguna crisis sanitaria es inocua desde el punto de vista económico. El Banco Mundial estima que el coste de la epidemia de ébola para la economía mundial, hasta finales del 2015, puede alcanzar los 32.600 millones de dólares (25.800 millones de euros). Pero ni la virulencia de la pandemia ni la factura económica se reparte por igual entre todos los territorios. Para los tres países africanos más afectados, contituye una catástrofe sin paliativos. Para el mundo desarrollado, aunque menos trágicas y menos onerosas, las consecuencias será también relevantes. Dependerán del ritmo de expansión de la epidemia, de su gestión por parte de las autoridades políticas y sanitarias, y de la propagación del «efecto miedo». Si cunde la psicosis colectiva y el pánico, el impacto será demoledor, tanto en vidas humanas como en pérdidas económicas.

Nadie puede saber a estas alturas cuál será el coste del ébola para la economía española. O para la economía mundial. Las propias estimaciones del Banco Mundial demuestran que cualquier intento de cuantificación resulta estéril. El pasado 17 de septiembre, esta institución situaba el coste entre 362 y 916 millones de euros. Veintiún días después multiplicaba esas cifras y ofrecía otra horquilla: entre 3.000 millones de euros, en el supuesto más optimista, y 25.800 millones de euros, en el peor de los escenarios. Tal disparidad de datos indica que, si conocemos poco del virus, mucho menos sabemos acerca de los destrozos que causará en el sistema económico.

Cualquiera que sea el impacto económico, mayor será el coste de la inacción. En este sentido, abochorna observar las dificultades de la ONU para conseguir mil millones de dólares que deben nutrir un fondo para luchar contra esa «amenaza para la paz y la seguridad mundiales». Solo ha recaudado hasta ahora 260 millones.

El sector aeroportuario es uno de los más afectados en los mercados por el actual brote de ébola | REUTERS