Directivos y consejeros de las cajas gallegas se desvinculan de las «black»

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Así funcionaban las tarjetas en Caixa Galicia, Caixanova y Novacaixagalicia

07 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El enorme ruido que provocan los escándalos en Caja Madrid contamina a todas las entidades de ahorro de España, ahora reconvertidas en bancos. Dirigentes políticos han pedido que se explique si las tarjetas en negro, las black, de Blesa y su gente se copiaron en otras cajas. En Galicia, la semana pasada dirigentes socialistas, del Bloque y de AGE instaron a que la Xunta explicara en el Parlamento si era también una práctica extendida en Caixa Galicia, en Caixanova o la entidad fusionada, Novacaixagalicia. Consultados ayer, una decena de altos cargos y consejeros de aquellas entidades se desmarcaron de esas prácticas. «Yo nunca vi tarjetas de ese tipo, y al menos yo nunca las tuve delante y tampoco se habló de ello en los consejos». Es una frase que resume lo dicho ayer por consejeros consultados en las dos entidades gallegas (que también lo fueron en la fusión), que pidieron el anonimato.

En el caso del equipo directivo, hubo tarjetas corporativas en Caixa Galicia y en Caixanova, Visa Oro principalmente, como las que existían en muchas empresas, pero cuyos gastos se cargaban a una cuenta perfectamente controlada «y con unos presupuestos limitados», según los consultados. Las tenían unos cuantos ejecutivos -aunque no se ha podido precisar la cifra- para pagar desplazamientos, gastos asociados a su cargo, comidas vinculadas a la empresa... Responsables de recursos humanos, según esas fuentes, se encargaban de controlar esos gastos, que se tenían que justificar con facturas.

Desaparecieron tras la fusión

Tras la fusión (en el caso de Caixa Galicia, un año antes), esas tarjetas desaparecieron para todos los directivos. «A partir de entonces tenías que adelantar los gastos y pasar luego esas dietas», apuntan los consultados.

En el consejo, los miembros de ese órgano sostienen que «de existir» serían tarjetas de empresa a disposición de unos pocos, como presidentes o director general, pero bajo las mismas premisas anteriores.

Por su parte, ni en la Xunta (que tenía una labor de control de las cajas) ni en Abanca (la firma que ha tomado el negocio de las antiguas cajas) tienen constancia de que hubiera una práctica en Galicia semejante a la destapada en Caja Madrid y que se ha cobrado ya más de una decena de dimisiones y ceses.

En el tema entró también ayer la secretaria de Estado de Presupuestos y Gasto, Marta Fernández Currás, que fue conselleira de Facenda cuando se produjo la fusión de las cajas. A preguntas de los periodistas, dijo desconocer si se está investigando el uso de tarjetas opacas en Caixa Galicia, Caixanova o Novacaixagalicia. Pero aseguró que, «lógicamente, si el FROB descubriera en su caso alguna irregularidad se procedería del mismo modo» que en Caja Madrid. «Desde el punto de vista de las cajas gallegas, yo no lo sé», respondió cuando se le interrogó si había esa práctica en B, y dejó entrever que en las conclusiones de la comisión de las cajas del Parlamento de Galicia se debería saber si había o no tarjetas fantasma.