¿Quiere ser alto ejecutivo? Imprescindible ser hombre

ana balsero MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

En las grandes empresas del mundo, menos del 4 % de los puestos de consejero delegado están ocupados por mujeres

07 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Llámese techo de cristal, suelo pegajoso o campo sembrado de minas, el caso es que las mujeres continúan siendo una rara avis en los despachos más altos de las empresas. El club mundial de los consejeros delegados (CEO, por sus siglas en inglés), el integrado por quienes tienen realmente el poder ejecutivo en las compañías, evidencia una sobredosis de testosterona. Ese es el resultado de un informe que, a nivel global, acaba de realizar Qlik, una empresa del Nasdaq especializada en análisis de datos. Los porcentajes son aplastantes: el 96,4 % de los sillones de consejero delegado está ocupado por hombres frente a un residual 3,6 % de mujeres; o lo que es lo mismo, 699 máximos ejecutivos y únicamente 26 ejecutivas en las compañías más importantes de Asia-Pacífico, Alemania y Suiza, y de las que integran el FTSE británico.

Qlik recopiló datos durante el pasado mes de julio, combinando factores relevantes como el lugar de nacimiento, el género, las universidades a las que habían asistido, las carreras estudiadas y sus puestos anteriores. Del cruce de todos ellos emerge un perfil tipo de CEO: varón, de unos 50 años y con un Máster en Administración y Dirección de Empresas, más conocido como MBA. La licenciatura en Económicas es la formación mayoritaria de los consejeros delegados masculinos (92 %), seguida de las ingenierías y Derecho. En el caso de las mujeres, la preferencia es la de Administración y Dirección de Empresas.

La brecha de género se agranda igualmente en función de los países. Y, pese a que en el ámbito estudiado se incluye parte de Europa, no es en el Viejo Continente -con países donde la paridad está recogida en leyes, como es el caso español- sino en Asia donde hay una mayor proporción de mujeres en puestos de consejera delegada. En concreto, en la India, con un 8 %, seguida del 5?% que comparten Reino Unido y Australia. Japón y Hong Kong se sitúan en el extremo opuesto: no cuentan con ni una sola mujer.

En lo que respecta al sector en el que trabajan, son las finanzas las que resultan más permeables al máximo ascenso femenino. En la India el 100 % de las CEO trabajan en compañías financieras. Aunque el estudio no ha incluido a España, nuestro país es un buen ejemplo de esto último: la única consejera delegada del Ibex está en una entidad financiera, María Dolores Dancausa, de Bankinter (hay dos presidentas en el selectivo, Esther Alcocer, de FCC, y Ana María Llopis, de Dia).

Con una ley de igualdad en vigor desde el 2007 que, además de recoger la paridad en las listas electorales recomendaba elevar la presencia femenina en los consejos de administración de las firmas hasta el 40 %, el panorama actual del país es poco alentador. Tanto, que ante la foto fija (preocupantemente fija) del escaso porcentaje de mujeres en los puestos de decisión de las grandes empresas (menos del 12 % en los consejos del Ibex) , el Gobierno aprobó en mayo, dentro del proyecto de ley de sociedades de capital, la obligación de las cotizadas de fijar un objetivo de representación «equilibrada» y cómo lograrlo. La normativa no deja de ser una declaración de buenas intenciones.

La asimetría por razón de género es múltiple. Más ejemplos los recogía recientemente el periódico británico The Guardian. Los «sexismos cotidianos» en los entornos laborales en los que la presencia femenina es la excepción son de lo más variopinto: desde que el ejercicio de la autoridad sobre un subordinado masculino sea acogido con un «¿tienes la regla?» hasta que te confundan con la secretaria, te pidan que sirvas el café o te llamen «buena chica», pasando por el acoso más explícito o el puenteo en las reuniones. Las preguntas sobre los proyectos de maternidad también marcan una honda diferencia. Y ella tienen seis veces más posibilidades de ser despedidas de su puesto como CEO que sus homólogos masculinos.