«Tener comprador para Dayaday fue el principio de la salvación de Pórtico»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

«Llegamos a pensar que el único camino que quedaba era la liquidación», confiesa

14 ago 2014 . Actualizado a las 11:25 h.

El pasado 7 de agosto Pórtico inició la que podría considerarse su segunda vida. Fue el día en el que el Fondo de Garantía Salarial le dijo que sí, que estaba dispuesto a adelantar los 3,3 millones de euros que adeuda a los 200 trabajadores despedidos en noviembre como parte del plan de viabilidad. Fue también el día que el presidente de la compañía, Emilio Castro, pudo dormir tranquilo después de 14 meses, los mismos que hace que Pórtico entró en concurso de acreedores. «Ha sido una interminable montaña rusa emocional. Un día pensábamos que todo estaba resuelto y al día siguiente, que todo estaba perdido», afirma.

-¿Qué ha sido lo más difícil del proceso?

-Todo. Desde el momento en que vimos que existía una posibilidad de salvación todo ha sido muy difícil.

-¿Significa eso que también hubo un momento en que contemplaron que no había salvación?

-Confieso que sí. Luchamos hasta la extenuación para convencer a los bancos de que la mejor opción era evitar el concurso, pero no lo conseguimos y no nos quedó más remedio que suspender pagos. En ese momento pensamos que era el final, que el único camino era la liquidación. Eso sí, lo más ordenada posible, tratando de que todo el mundo cobrara la mayor cantidad, facilitando el trabajo de los administradores, repartiendo lo que quedara entre los acreedores... Pero de repente empezaron a ocurrir cosas y decidimos luchar. No había plan B, así que fuimos a por todas.

-¿Y qué cosas empezaron a ocurrir?

-Por ejemplo, encontrar comprador para Dayaday. Con el millón de euros que nos pagó Tous por la mercancía [el resto fue para la suspensión de pagos de la filial] pudimos hacer algo de compra para la campaña de Navidad y ganar tiempo. Claro que aún quedaban varios hitos, uno tan duro como negociar un ERE y despedir a 200 trabajadores. Era como mantener una docena de platillos en el aire. En cuanto vieron que renunciábamos a la propiedad de Dayaday para salvar el 100 % del empleo en la filial, los sindicatos creyeron en nosotros y llegó el pacto.

-Pero aún quedaba mucha carrera de obstáculos...

-Sí, la montaña rusa que le comentaba al principio. Un día todo es blanco, y negro al siguiente.

-Desde el lunes, con la inyección del fondo de inversión Gordon Brothers será todos blancos.

-Desde el lunes lo que tenemos es la posibilidad de recuperar la actividad sin agobios. Durante 24 meses vamos a tener a nuestra disposición 2 millones de euros que nos garantizan la compra de mercancía. Y tenemos 12 años para saldar por completo los 35 millones de euros de deuda de la que partimos. Eso sí, no son 35 millones contra el vacío, se corresponden con nuestros activos. El balance está cuadrado. Tenemos uno de los mejores almacenes robotizados de España que costó 25 millones; 20 tiendas que en su día costaron 8 millones, mercancía por algo más de dos millones... El plan de viabilidad es real, de libro.

-¿Cuándo estarán las tiendas completamente surtidas?

-Ya lo están. Y desde hoy [por ayer] también la tienda online. Ya recibimos las primeras compras por Internet. Las estrenó una clienta de Melide que compró unos marcos para fotos. Pero no es menos gratificante que en medio de un proceso como este la gente haya seguido confiando en nosotros. Hace unas semanas abrimos la última franquicia en Montevideo.

-A día de hoy, ¿de qué pueden presumir?

-De cinco cosas que, al final, son las que nos han dado una segunda oportunidad: la marca, una veintena de tiendas, el almacén robotizado, el conocimiento del negocio y la cartera de clientes mayoristas y minoristas.