Silva reta a la jueza y a la Fiscalía a demostrar quién filtró los correos de Blesa

J. A. Bravo MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Sospechan que ha podido cometer un delito de revelación de secretos por filtrar a distintos medios los 8.777 correos corporativos

05 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Pudo ser cualquiera». De esta forma enigmática respondió ayer el controvertido juez Elpidio José Silva a la acusación que pesa sobre él de haber podido cometer un delito de revelación de secretos por filtrar a distintos medios los 8.777 correos corporativos que le fueron intervenidos a Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, durante la instrucción de la causa que el primero abrió contra él por varios créditos concedidos irregularmente al expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, y que luego extendió a la controvertida compra del City National Bank de Florida.

De hecho, según distintas fuentes jurídicas, llegó a retar a la Fiscalía, e incluso a la propia magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) que lleva este caso, Susana Polo, a demostrar que fue realmente él quien posibilitó que esos polémicos mensajes salieran a la luz pública.

De hecho, llegó a reprocharles que no es él, sino ellos, quienes disponen de esa documentación. «Desde la Fiscalía a la propia instructora, pasando por el TSJM o el magistrado Jesús Gavilán [quien se encargó de la otra causa abierta contra él] o incluso la propia Bankia, que fue la que en la primavera del 2013 facilitó esa correspondencia electrónica por orden del juez. Mucha gente los tiene y probablemente cualquiera de ellos ha podido desvelarlos», dijo el nuevo abogado del juez, Gonzalo Boyé, un letrado de polémica trayectoria que ha asumido su defensa tras la renuncia/despido del anterior, Cándido Conde-Pumpido (hijo del ex fiscal general) por supuestas desavenencias con su cliente. En esta ocasión, Silva prefirió no hablar ante la prensa -era la tercera vez que había sido citado y finalmente decidió acudir tras ser apercibido de que, en caso contrario, sería detenido-, aunque el tono del mensaje fue similar al de sus anteriores denuncias altisonantes: «No estamos a participar en un circo como este procedimiento».

El mismo «circo» que, según el magistrado, fue el juicio -que se repetirá la semana próxima- que se empezó a celebrar contra él por los excesos en los que incurrió en la instrucción contra Blesa.

Pero, abogado y cliente se olvidaron de que fue el propio Silva quien ordenó intervenir los correos y también el primero en tenerlos en su poder. De hecho, oficialmente estuvieron bajo su dominio -y, en teoría, declarados secretos por él mismo- hasta que fue apartado del caso hace un año tras ser suspendido de sus funciones jurisdiccionales por una sanción disciplinaria. Ninguna mención al respecto, y también negativa rotunda durante su declaración como imputado -que apenas duró una hora-- a contestar a preguntas que no fueran de su abogado.