El dilema de dejar una propina

ECONOMÍA

Los trabajadores de lugares como China o Paraguay se pueden sentir ofendidos con este tipo de extras. Algunos países como Estados Unidos han aparcado sus tradiciones para facilitar la vida a los extranjeros y ya incluyen esta gratificación directamente en la cuenta.

11 may 2014 . Actualizado a las 18:08 h.

Reza el refranero popular que «Donde fueres haz lo que vieres». Y cuando se trata de las propinas, el caso merece especial atención. Seguro que a más de uno, en alguna ocasión, el desconocimiento le ha jugado una mala pasada y ha acabado sumando a su experiencia viajera alguna que otra aciaga cara de un camarero descontento.

La hora de pagar la cuenta en un restaurante provoca irremediablemente una ola de interminables preguntas: ¿Dejar o no dejar propina? ¿Cuánto y de qué manera? Aunque en España la propina es un extra voluntario, lo cierto es que en muchos países del mundo deja de ser un gesto espontáneo para convertirse en una obligación moral o incluso legal. Pero no en todos los lugares del mundo están bien vistas las propinas; en algunos países son consideradas como una actitud descortés.

Una gratificación ineludible

Los camareros de Estados Unidos, Canadá y República Checa viven en gran parte de las propinas y esta gratificación representa una buena parte de sus sueldos. Hay muchos establecimientos que ya la incluyen en la cuenta y en otros sugieren qué cantidad dejar. En caso de que no se dé ninguna de estas dos circunstancias se aconseja dejar entre un 15 y un 20 % del valor del festín en Estados Unidos, un 10 y un 15 % en Canadá y un 5 y un 15 % en el caso de la República Checa.

India también se puede incluir dentro de este grupo porque aunque no sea obligatoria lo cierto es que es esperada por el mero hecho de ser la parte más importante de los ingresos de los trabajadores. En este país se aconseja dejar un 10 % del precio total de la cuenta.

Sin embargo, las cosas parece que están comenzando a cambiar. Estados Unidos, cuna de la tradición de la propina, parece haber iniciado una seudorrevolución en contra de esta añeja costumbre.

Algunos restaurantes de Nueva York han decidido ser justos con todo el personal y, sobre todo, simplificar la vida del cliente, que en muchos locales ya podrá dejar a un lado la calculadora. Según las leyes americanas, los propietarios de los restaurantes pueden pagar a los camareros la irrisoria cantidad de 2,13 dólares por hora de trabajo, siempre y cuando las propinas de los clientes permitan llegar al salario mínimo de 7,25 dólares la hora. Lo cierto es que la desinformación consigue que muchos extranjeros, poco familiarizados con los ritos locales, acaben por marcharse sin dejar ni un solo centavo. Un hecho con el que se corre el riesgo de ser perseguido por la calle al abandonar el local.

Por ello, grandes restaurantes han dado un paso más allá y han decidido agregar directamente un recargo del 20 % al pedido.

Para evitar malas caras

En muchos restaurantes de Reino Unido suelen cargar la propina en un epígrafe de la cuenta que reza «service included» (servicio incluido). En este país no es obligatoria, así que si el cliente no está de acuerdo incluso en este caso en el que ya se encuentra incluida se puede pedir al servicio que la excluyan de la cantidad final, eso sí, el riesgo de llevarse un gesto crítico es muy alto. La tradición es dejar entre un 10 y un 15 % del total de la cuenta, pero el cliente puede decidir la cantidad exacta.

En el caso de México, a pesar de que no esté regulado por ley, no dejar una pequeña gratificación es de muy mal gusto, ya que es entendida como una falta grave del servicio que debe ser comunicada directamente al gerente. La lógica apunta a una cantidad que se encuentre entre el 10 y el 15 %.

Las cosas también han cambiado mucho en Cuba, ya que en la isla del Caribe las propinas han pasado de ser algo completamente prohibido por las autoridades a convertirse en algo parecido a una norma. En los restaurantes de este país, lo lógico es invertir un 10 % en esta partida.

No es obligatoria, sí sensata

El caso de Alemania merece especial atención, porque además de prestar un cuidado especial a la cantidad que el cliente debe dejar (entre un 5 y un 10 % del precio total), es importante cuidar las formas. La prima no se puede dejar encima de la mesa como el resto de la cuenta, y hay que dársela al camarero en mano. El truco es pagar con una cantidad mayor a la del precio total y decirle al servicio que se guarde el cambio. Los dolores de cabeza surgen cuando el pago se realiza con tarjeta, ya que hay que anunciar cuanto se quiere dejar en concepto de extra. Semejante situación es la que se presenta en Hungría, en la que la propina del 10 o el 15 % nunca se debe dejar encima de la mesa.

Holanda, Italia y Portugal, al igual que en España no existe ninguna norma que permita intuir qué cantidad es la adecuada para dejar en concepto de gratificación, por lo que basta con depositar algunas monedas encima de la mesa para cumplir con el servicio. Bien es cierto que en el caso de Holanda, la mayor parte de las cuentas vienen con un apartado en el que se incluye un cobro adicional del 15 % en concepto de servicio.

En Argentina, Chile y sobre todo Uruguay se espera una compensación en torno al 10 %, no dejarla puede ser considerado como un gesto de enorme tacañería. Por su parte, los camareros de Brasil, Austria, Polonia y Suecia ya incluyen en las cuentas un 10 % como compensación a su trabajo aunque la costumbre ha ido mudando y actualmente el servicio está habituado a recibir otro 10 % a mayores.

Egipto, Marruecos, Sudáfrica y Túnez son los únicos países de África donde esta prima está establecida. Aunque no hay una cantidad fijada, dejar entre un 10 y un 15 % es un valor seguro.

En Turquía pagar a mayores entre un 10 y un 15 % en los restaurantes normales y un 20 % en los de lujo es toda una institución. Al igual que en Rumanía; aunque ellos se conforman con el 10 % más en concepto de servicios.

En Francia, aunque suele venir incluida, también es costumbre que sea completada con un 10 % y en este país lo más habitual es que se deje en la mesa.

El caso de Tailandia y Filipinas es realmente llamativo, porque aunque los habitantes no están obligados a pagarla, lo cierto es que los autóctonos esperan que los turistas sí lo hagan.

Un pago que no es necesario

Los sueldos de Australia y Nueva Zelanda, al igual que los de Islandia, Dinamarca, Finlandia, Noruega e Indonesia son lo suficientemente elevados como para que la propina no se haya establecido como algo necesario para los trabajadores.

Sin embargo, aquellos que se sientan gratificados con el servicio pueden dejar entre un 5 y un 10 % de la cuenta.

No están bien vistas

Japón, China, Paraguay y Singapur consideran las propinas como un gesto ofensivo. En algunos de estos países lo entienden como una forma de infravalorar el trabajo del empleado e incluso como un soborno.

Es el caso de China, donde además de sentirse ofendidos pueden acabar persiguiendo a los clientes por la calle para devolverles el dinero. Lo cierto es que en este país ya se están comenzando a ver algunos cambios, porque en las zonas más occidentales -como Hong Kong y Macao- es considerado un signo de etiqueta y ya comienza a estar aceptado.