Caos ante el fin de los descartes

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La nueva ley plantea sanciones por no desembarcar todo lo que se pesque.
La nueva ley plantea sanciones por no desembarcar todo lo que se pesque. SIMÓN BALVÍS< / span>

El 1 de enero comienza a aplicarse la obligación de desembarcar todo lo que se pesque. ¿Cómo se hará? Ese es el problema. Ni Bruselas lo sabe

05 may 2014 . Actualizado a las 11:43 h.

En diciembre pasado se selló en Bruselas la nueva política común de pesca (PCP). Un guion con una medida estrella: el fin de los descartes. O su lectura del reverso: la obligación de desembarcar todo lo que se pesca. Toda una apuesta por la sostenibilidad de la actividad pesquera, para unos. Un brindis al sol, para otros. Y no porque sea misión imposible, pues la experiencia demuestra que no lo es. Ahí están los ejemplos de Islandia, Namibia, Nueva Zelanda, Noruega... Ahora bien, vaya por delante que todavía no han conseguido el descarte cero y eso que llevan embarcados 20 años en el experimento.

Es precisamente ese rodaje temporal lo que lleva a parte del sector pesquero -el español a la cabeza, pero también el bretón- a pedir o bien una mayor gradualidad a la hora de implementar la obligación o, directamente, una moratoria, porque «no estamos preparados», aseveró Manuel Liria, vicepresidente de la patronal Cepesca, en una audición que hubo a finales del mes pasado en Bruselas.

No está preparado el sector, pero tampoco lo está Bruselas, ni la Agencia de Pesca, encargada de unificar los controles, ni mucho menos la legislación. La Comisión pretende solventar el tránsito de una situación a la contraria con un reglamento ómnibus, llamado así porque modifica ocho normativas comunitarias. El problema es que hasta ahora toda la legislación estaba redactada para alentar el descarte, de forma que se sancionaba a aquel que desembarcaba especies por encima de su cuota o de talla menor a la reglamentaria. Ahora será al revés, se pretende castigar al pescador por lo contrario, por no desembarcar todo lo que pesca. Y, a juicio de los armadores, no se puede resolver ese cambio con un simple parche, enmendando ocho reglamentos: «Los parches en esta situación no existen. Necesitamos un nuevo paquete de medidas técnicas», subrayó Liria. Y lo mismo expuso Jacques Pichon, director de PMA, la organización de productores pesqueros de Bretaña, que aseguró que traerá más problemas de los que resolverá. Tanto uno como otro criticaron que el reglamento propuesto acarreará una carga de trabajo «desproporcionada», mayor control y medidas difíciles de cumplir.

En montoncitos

Estiba en las bodegas. El sector duda de que quienes han redactado el reglamento ómnibus hayan visto en su vida la bodega de un barco al regresar del caladero. Intentó mostrarlo en Bruselas Jacques Pichon, pero no pudo arrancar el vídeo que mostraba cómo, tras una marea de 3 días, en la bodega no quedaba ni un centímetro cuadrado libre para introducir más capturas. Por eso, la obligación de traer tanto lo deseado como lo no deseado y, además, estibarlos «en montoncitos» separados es, en la práctica, mera quimera.

La bolita de cristal

Ejercicio de anticipación imposible. Según puso en evidencia el director de los pescadores bretones, la normativa ómnibus recoge que, antes de proceder a la pesca, el capitán debe asegurarse de que dispone de cuota suficiente, cuando cae de cajón que los capitanes no pueden saber qué van a entrar en la red antes de lanzar los aparejos.

La «morralla»

Rezando para dar con la especie del futuro. Habrá que descargar todo, tanto lo que tenga precio como lo que no. Lo comercializable y la morralla, en boca de Martin Pastoors, investigador de la Universidad de Wageningen. Es lo único que saben los pescadores. Ahora bien, una vez en puerto, ¿qué se hará con esas capturas? Alguna que otra idea dan: buscarles mercado, nuevos productos, pienso para la acuicultura -cosa esta última que enerva a los armadores-, harina de pescado... Nada en concreto.

Pezqueñines

¿La vuelta de la carioca gallega? Otra cuestión sobre la que llaman la atención los pescadores es sobre qué ocurrirá con las especies que no dan la talla legal, al tiempo que alertan, igual que los científicos, de la posible creación de un mercado negro, ya que en unos años, será ya no legal, sino obligatorio, descargar, por ejemplo la carioca gallega. Así que ya no habría por qué hacerla pasar por oriunda de Boston.