David Taguas: «La soberanía nacional se pierde cuando uno se endeuda»

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Califica de «temeridad» el déficit actual, «de doble dígito», y reclama recortes, bajar impuestos e incentivar el ahorro

12 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El que fue director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno con Zapatero, el economista David Taguas, está cómodo en la polémica. Lo demostró en diciembre cuando, vía Twitter, cuestionó con enorme dureza a su compañero de Gabinete y ex vicepresidente económico, Pedro Solbes, y su responsabilidad en la crisis. Ahora vuelve a la carga con Cuatro bodas y un funeral. Cómo salir de la crisis sin salir del euro (Deusto), un libro en el que propone cimentar la recuperación, entre otras fórmulas, en torno al recorte del gasto público, que sostiene debe reducirse aún en 5 puntos del PIB porque hasta ahora, y pese a los mensajes en sentido contrario, «no ha dejado de crecer». El expresidente de Seopan (patronal de las grandes constructoras), protagonista de un sonado episodio de «puerta giratoria» en el 2008, tras abandonar su cargo en la Moncloa, es actualmente director del Instituto de Macroeconomía y Finanzas de la Universidad Camilo José Cela.

-¿De qué cuatro bodas habla?

-Del excesivo gasto público, de una disparatada política fiscal que penaliza extraordinariamente el ahorro, de nuestra creencia de que siempre y en cualquier circunstancia debe mantenerse el poder adquisitivo de los trabajadores y, por último, de la excesiva dependencia del crédito, que ha provocado una deuda pública y privada sin precedentes.

-Y ahora estamos de funeral.

-Sí. El de la economía española, en una crisis que dura ya seis años y medio y que está marcada por la deuda externa y una tasa histórica de desempleo.

-¿Cuál es su propuesta para revertir la situación?

-El ahorro. Hay que reducir el gasto público en un 5 % del PIB. De inmediato. Estamos iniciando la quinta fase de la crisis, que debería ser la de la recuperación, pero persisten algunos problemas, porque mientras que el sector privado sí ha hecho un importante ajuste (desde la caída del coste laboral unitario hasta el esfuerzo de ahorro de las familias), el sector público no lo ha hecho igual.

-¿Pese a los continuos recortes?

-Sí. A 30 de septiembre del 2013 el déficit era de doble dígito: el 10,3 % del PIB. Es inaudito, una temeridad. A ello se une la deuda, que sigue creciendo y que este año superará el 100 % del PIB. España es el único país del mundo en el que todo el ahorro de las familias no bastaría para cubrir el déficit público.

-Pero 5 puntos del PIB no es un ajuste menor. ¿En qué partidas?

-Eso tienen que decidirlo los Gobiernos. Pero en septiembre del 2013 el gasto público estaba en el 48,3 % del PIB. Cuando yo estaba en la Moncloa era del 38,8 %, me acuerdo bien; y ahora está en el 46 %, es decir, no ha dejado de crecer. El consumo público, que es la mitad del gasto, ha subido durante la crisis, desde el 17 % hasta sobrepasar el 20 %. Sí es verdad que es necesario un esfuerzo.

-¿En prestaciones sociales, como pensiones y desempleo?

-Además de en el consumo público, hay que ajustar el crecimiento del gasto en prestaciones sociales, sí. Pero también incluiría una reforma de las instituciones y bajar los impuestos. Así el ahorro aumentaría en 11 puntos del PIB, la inversión volvería al 25 % y se crearía empleo. Creo que cuando se reduce el déficit se crea empleo.

-Se han destruido más de 3,7 millones de puestos de trabajo en esta crisis. ¿Eso es reversible?

-Era trabajo no cualificado. ¿Qué maravilla vamos a hacer para dar empleo a esos trabajadores no cualificados? ¿En aeronáutica, en biomedicina? No. No es posible. Por eso hay que invertir en educación. ¿Y cómo destinamos más recursos a ello? Cerrando las diputaciones y las empresas públicas. Si fuéramos capaces de aumentar la educación de todos los ciudadanos en un año, el salario real aumentaría en promedio un 10 %. ¡Tela! Por eso no podemos mantener esta política de arrastrar los pies ante los ajustes, ante el déficit.

-¿Entonces la política socialdemócrata de estímulo público ha muerto?

-No. Pero para que la política de estabilización tenga éxito tiene que ser sostenible. No puede financiarse con déficit permanentemente. La soberanía nacional se pierde cuando uno se endeuda. Es una contradicción que tiene la izquierda.