Con la adjudicación del Banco Gallego, el grupo Sabadell ha pegado un giro de 180 grados en la comunidad gallega, tanto por perfil de clientes como por el volumen de negocio, que se ha doblado. Pablo Junceda, asturiano de nacimiento, lleva la dirección territorial que comprende Galicia, Asturias y León, y advierte que todavía queda mucho recorrido. Ofrece un dato: en esta autonomía, las 28 oficinas del Sabadell hicieron en el ejercicio del 2012 prácticamente tanto volumen de negocio como las 117 del Gallego, un banco que pese al nombre se llevaba desde Madrid.
La conversación con Junceda está llena de frases con gran simbología: «Riesgos lo dirige Juan Manuel Morilla, que tiene en su equipo a cinco mujeres profesionalmente muy brillantes»; «hay siete directores de zona, de los que cuatro proceden del Banco Gallego», «si no quisiéramos hacer las cosas bien en Galicia, no estaríamos trabajando aquí un viernes a las siete de la tarde». Dice Junceda -continuamente tiene en su pensamiento las recomendaciones de su presidente Josep Oliu- que el Sabadell-Gallego hace «banca de generación de flujos reales, de captación de inversión y de dar créditos y servicios. ¿Dónde? en todos los pueblos de Galicia». Su objetivo es crecer, tanto en presencia como en cuota. Acompañar al empresariado gallego, al que define como «profundamente discreto, trabajador e inteligente». Asegura que no es un halago, sino que forma parte de la realidad de una comunidad que tiene un importante peso en la economía española y que estará entre las dos o tres autonomías que antes saldrán de la crisis.
Sobre el fin de la reestructuración con la compra de NCG, Junceda considera una buenísima noticia que España sea el destino de capital extranjero. «Dicho esto -añade-, me gusta que se valore nuestro proyecto y también su fórmula de ejecución, porque a nosotros no nos va a ganar nadie».