José Oliu Treus: «Me he sentido bastante engañado por la gente que dirigía Pescanova»

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta BARCELONA / ENVIADO ESPECIAL

ECONOMÍA

Oliu, en una de las plantas de la Torre Sabadell, de Barcelona, no oculta su «decepción» personal con Manuel Fernández de Sousa.
Oliu, en una de las plantas de la Torre Sabadell, de Barcelona, no oculta su «decepción» personal con Manuel Fernández de Sousa. rosó ribas< / span>

Cree que hay un 50 % de probabilidades de que al final la banca se quede con la empresa

26 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Nacido hace 64 año en el mismo lugar que da nombre a la entidad que preside, José Oliu lleva media vida en la banca y dice, con tono serio, que nunca había visto un caso como el de Pescanova. Es, posiblemente, su gran quebradero de cabeza cuando, al fin, había logrado entrar en el mercado de la comunidad (otra obsesión) con la compra del Banco Gallego.

-Dicen en Galicia que tras esa compra están muy activos, que van de verdad a dar crédito...

-¡Es que no sabemos hacer otra cosa! Jugar al fútbol no lo hacemos [risas].

-¿Pero cuándo se va a notar que ustedes cumplen con ese compromiso?

-Primero hay que ver la intersección de la oferta y la demanda. En la situación actual nosotros estamos creciendo en empresas, no lo suficiente para compensar la caída de las hipotecas, porque hay pocas ventas. El crecimiento del crédito empresarial es positivo, y lo será en la medida en que la economía española consolide su situación, que las compañías vean o crean en la consolidación y que merece la pena invertir.

-No hacemos más que oír a empresarios diciendo que necesitan crédito, y a bancos diciendo que están dispuestos a darlo. Menuda paradoja...

-Los empresarios, así, en término general, no existen. Hay empresas y sus empresarios. Unos pueden quejarse de que no les dan crédito y quizá sea porque no tiene viabilidad su negocio. Estoy seguro de que no va encontrar usted ningún empresario con un negocio viable y que no no le da crédito el Sabadell o alguno de los grandes bancos españoles.

-Los empresarios gallegos con los que trata, ¿le piden algo diferente que los catalanes, los valencianos...?

-Yo con los que hablo no me trasladan esa necesidad de crédito, porque son aquellos que ya tienen crédito [risas]. No hay diferencias por territorios, en cualquier lado hay empresarios buenos y otros que no, que por su gestión hacen que una compañía sea inviable.

-Bien, vamos a uno de esos casos. Pescanova, donde ustedes son el primer acreedor. ¿Qué va a pasar?

-Ese es un problema serio. Es una empresa en una situación de concurso que está pendiente de una inyección de capital para garantizar su viabilidad. Y de momento no hay acuerdo

-Insisto, ¿qué va a pasar?

-Nosotros estamos en el sindicato de bancos propugnando una solución razonable para los acreedores y para poder dar continuidad a la empresa. Hasta este momento no se ha conseguido ese consenso porque las ofertas recibidas piden unas quitas que no aceptamos. Y una de las posibilidades que se barajan es que el sindicato de acreedores, de bancos, o algunos bancos, puedan inyectar directamente ese capital.

-¿Qué opción tiene más probabilidades: que un fondo, con Damm, controle Pescanova, o que lo haga la banca?

-Un 50 % cada caso, si quiere una probabilidad. Es decir, no tengo ni idea [risas].

-Se va a cumplir un año en febrero desde que se desvelaron los problemas de Pescanova. Demasiado tiempo, ¿no?

-Cuando hay un caso de esta magnitud, con su opacidad y problema financiero, con el proceso judicial que hay, la administración judicial está haciendo una gran labor porque está manteniendo a la empresa. Pero las negociaciones con los acreedores no son fáciles, no se arreglan en dos días.

-¿Usted se ha sentido engañado, personalmente?

-Un poco, por no decir bastante. Habíamos tenido bastante confianza en la aportación de datos por parte de la compañía. Cuando descubrimos que no eran adecuados me sentí decepcionado con la gente que estaba al frente.

-¿Una decepción directa de quien era presidente, de Manuel Fernández de Sousa?

-Claramente sí.

-¿Cuándo detecta usted que pasa algo?

-Sabíamos que era una empresa endeudada, con una deuda alta, pero a un nivel que parecía sostenible para la viabilidad de la firma. Al aparecer unos créditos no conocidos por la banca acreedora, se aprecian las dificultades en su viabilidad. Nuestra exposición es mayor por la CAM, sin quererlo, pero forma parte de la adquisición.

-¿Es el mayor problema individual que se ha encontrado en sus años de banquero?

-Posiblemente. El mayor problema es la crisis inmobiliaria en su conjunto, y de las grandes inmobiliarias que hemos tenido que absorber en los últimos 6 años, que nos han generado unos inmuebles que hemos vendido a pérdidas. El caso de Pescanova, una compañía generadora de empleo, puntera, estrella de Galicia, es especialmente doloroso. Y una decepción con el señor presidente. Qué le vamos a hacer, la vida es así?