Si en los primeros tiempos de la crisis la construcción lideró la caída y quiebra de empresas, en el que se supone que es el último año de recesión (según las previsiones del Gobierno), las consecuencias de la caída del consumo y de la falta de financiación se han repartido por la mayoría de los sectores, y de ello dan buena cuenta los casos de empresas emblemáticas analizados: Pescanova y Freiremar, en alimentación; Blusens, en tecnología; Pórtico, y el caso más reciente de Sargadelos, con un reciente expediente de regulación de empleo que prevé 41 despidos, en el sector de la decoración y menaje.
La construcción naval también ha vivido un año negro, o quizás sea más exacto decir en blanco, por la ausencia de carga de trabajo. La crisis del tax lease, que ha impedido a los astilleros competir en el mercado internacional con un sistema de bonificaciones fiscales como el existente en otros países de Europa y la falta de financiación de los bancos han mantenido paralizado a buena parte del sector.
Venta de Barreras
Este escenario de crisis ha favorecido la operación de compra de Hijos de J. Barreras, el mayor astillero privado de España, por parte de la petrolera mexicana Pemex por 5,1 millones de euros. La paraestatal controla ahora el 51 % del accionariado de la compañía, que superó hace un año un concurso de acreedores, gracias a lo cual el astillero vigués tiene ya comprometida carga de trabajo para el próximo año. En concreto, cinco buques por valor de 300 millones de euros.
En situación crítica se encuentra también el astillero vigués Vulcano, pese a haber salido hace casi dos años de un proceso concursal; y el astillero público Navantia, en Ferrol, con la cartera de pedidos a cero, y a la espera de la adjudicación de carga de trabajo por parte de Pemex.