Bernardo Cremades: «Ahora muchos arbitrajes se montan como táctica dilatoria»

Gabriel lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Tras 35 años como árbitro internacional, atribuye el incremento de procesos a la falta de liquidez de las empresas

17 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Sus más de 35 años de experiencia en el campo del arbitraje comercial internacional y de protección de inversiones le han valido a Bernardo Cremades la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort, que distingue a los juristas más destacados del país. Hoy pronuncia una conferencia sobre arbitraje en la sede de la Escuela de Finanzas en Oleiros.

-¿Cuál es la situación actual del arbitraje?

-Hay que distinguir entre el arbitraje doméstico y el internacional, que goza en España de muy buena salud, ya que las grandes empresas españolas acuden a él con mucha frecuencia y hay grandes expertos y árbitros con mucha experiencia.

-Hace dos años se realizó una reforma legal, ¿qué se cambió?

-La reforma del 2011 fue muy importante porque la ley [de Arbitraje] del 2003 se había olvidado de regular las relaciones entre árbitros y judicatura, ya que los jueces pueden intervenir como juez de apoyo para las medidas cautelares, como juez de control en caso de nulidad o en la fase de ejecución cuando sea necesario ejecutar el laudo. Era un gran defecto que produjo un caos. Ahora hay una ley clara y una jurisprudencia clara.

-¿La crisis influye en que se recurra más al arbitraje?

-Ha habido un repunte, es lógico. Cuando las empresas nadaban en la abundancia, se hacía una transacción y se ponían de acuerdo rápidamente. Ahora, como falta tesorería, muchos arbitrajes se montan como táctica dilatoria.

-¿Qué diferencia hay cuando se arbitra entre dos empresas y cuando hay un Estado por medio?

-Entre dos empresas hay un convenio, un contrato, y una cláusula arbitral, mientras que cuando hay un Estado involucrado lo normal es que no haya un convenio y el inversor, por ejemplo un español que invierte en Argentina y es expropiado, debe acudir al tratado de protección de inversiones bilateral que dice que, en caso de desacuerdo, los dos Estados aceptan someterse al arbitraje.

-Es lo que pasó con Repsol. En este caso, la empresa ha preferido cerrar un acuerdo antes que esperar el laudo. ¿La petición de arbitraje se utiliza como una forma de presionar?

-Las partes en su estrategia pueden entender que si la otra parte no reacciona, recurrir al arbitraje puede ser una forma de forzar un acuerdo. Puede que salga bien o mal, ahí está la importancia de tener un abogado con gran experiencia en estos procesos para asesorar.

-¿En qué sectores es más habitual?

-En todos los sectores se está arbitrando, pero el mayor número de casos se da en la construcción, nuevas tecnologías, telecomunicaciones y energía.

-Se ha recurrido al arbitraje en las preferentes, ¿es una alternativa al colapso judicial?

-El tema de las preferentes es especial porque es un arbitraje de protección del consumidor, pero no creo que el arbitraje sea sustituto de la jurisdicción.

-¿Cuánto tarda en resolverse un arbitraje?

-La ley española prevé seis meses y, eventualmente, ocho.

-¿Hay cantera de profesionales en España?

-Hace años, los alumnos más brillantes querían dedicarse al derecho medioambiental o fiscal, hoy todos quieren intervenir en el arbitraje internacional, porque es muy llamativo.