La dimisión de su número dos sacude la Agencia Tributaria

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

La salida se produce en plena tormenta por el caso de la mexicana Cemex

05 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La calma se ha esfumado de la Agencia Tributaria con la misma rapidez con la que se deteriora su imagen pública, notablemente dañada en los últimos meses por los escándalos vinculados al caso Nóos -desde el «error» con el DNI de la infanta, que le costó el puesto a la entonces directora, Beatriz Viana, hasta las facturas falsas para evitar un delito fiscal- y al expediente de la mexicana Cemex. El último capítulo del culebrón que sacude los cimientos de la AEAT lo escribió el hasta el martes número dos del organismo público, el director de Inspección Financiera y Tributaria, Luis Jones, que dimitió alegando discrepancias insalvables con el director general de la Agencia, Santiago Menéndez, por quien se consideraba desautorizado.

En un correo electrónico remitido a los responsables territoriales, Jones explicó su dimisión apuntando a las «notables diferencias que han surgido con el titular de dicha dirección general en los últimos meses en relación con diversos asuntos que, en mi opinión, constituyen ámbitos esenciales de decisión del departamento de Inspección, y que se han resuelto en contra de nuestro criterio». «En estas circunstancias, mi continuidad al frente del departamento carece de sentido», remata en la misiva.

Según explicaron las fuentes consultadas, la renuncia de Jones era «esperada», habida cuenta de la más que tensa relación que mantenía con Santiago Menéndez ya desde que este era inspector jefe de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF), al frente de la que estuvo quince meses, hasta que el 29 de junio sustituyó a Beatriz Viana como director de la Agencia Tributaria. De hecho, su desembarco en la ONIF tampoco fue ajeno a la polémica, pues llegó precedido de la decapitación de la cúpula de la lucha contra el fraude, ya que el ministro Montoro destituyó a los cinco jefes de inspección del organismo que investigaba la derivada fiscal de la trama Gürtel, altamente sensible para el PP.

Pero volviendo al último episodio del particular annus horribilis de Hacienda, fuentes conocedoras de la situación confirmaron que la dimisión del número dos no está relacionada con el caso Cemex. La polémica surgida a raíz del expediente abierto a la empresa mexicana se llevó por delante a Dolores Linares, jefa adjunta de la Oficina Técnica de la Dependencia de Control Tributario. Al mismo motivo respondió también la renuncia posterior de su superior directo, Ignacio Ucelay, como protesta por la sustitución de Linares, que se había negado a admitir el recurso de Cemex contra la sanción de 450 millones de euros que le impusieron por impagos fiscales. La AEAT negó en su día que el cese de Linares respondiera a que no quiso acatar la imposición de un trato de favor a la firma mexicana. Es más, se afanó en aclarar que obedecía a estrictos motivos de reorganización interna. Argumento este que, se mire por donde se mire, no se puede aplicar a la salida de Ucelay, cuya sustitución está en el epicentro de esta última crisis en el seno de Hacienda.

Y es que las mismas fuentes aseguraron ayer que el número dos de la Agencia tenía prevista su dimisión «para dentro de tres semanas», pero decidió adelantarla después de que Menéndez no aceptara al candidato que le propuso para ocupar la vacante de Ucelay. «Se sintió desautorizado para designar a los integrantes de su equipo, ya que el director quería a una persona de su confianza», indicaron.

El 28 de junio se hacía pública su dimisión del cargo que ocupaba desde diciembre del 2011. Oficialmente alegó «motivos personales», pero el detonante fue la adjudicación de trece fincas al DNI de la infanta Cristina.