La sombra de un segundo rescate se cierne sobre Portugal

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Muchos dan por hecho que, cuando expire el rescate, en junio del 2014, el país necesitará, como poco, el colchón de una línea de crédito

24 nov 2013 . Actualizado a las 11:12 h.

Año y medio después de aquella pesadilla, España se dispone a dar carpetazo a uno de los capítulos más funestos de su historia económica. En enero saldrá «limpia» del rescate que solicitó en junio del 2009 para remendar el roto de su sistema financiero. «Limpia» -según el lenguaje de Bruselas-, porque no necesitará hacer uso de más dinero. De los cien mil millones que había sobre la mesa, solo se han empleado 41.300. Limpia, sí, pero con una deuda monumental que puede que no compute para las estadísticas europeas, pero que habrá que devolver religiosamente. No será la única que se libre de la troika, ese monstruo de tres cabezas que quita el sueño a los rescatados. La misma suerte correrá Irlanda, que soltará ese lastre en diciembre, tres años después de haberse atado la soga al cuello. El otrora poderoso tigre celta ha decidido arriesgarse. Saldrá a los mercados en busca de financiación a pecho descubierto, sin una línea de crédito adicional que lo respalde.

Grecia, no hay dos sin tres

El resto, Grecia, Portugal y Chipre, tienen para rato. Lo de Grecia es ya casi un caso perdido. Lleva dos rescates y va camino del tercero. En Europa todo el mundo cuenta con ello. Y Chipre, otra pequeña isla mediterránea que apunto estuvo de dinamitar el euro en marzo pasado, lleva tan solo unos meses bajo la dictadura de la troika. Demasiado poco como para soñar si quiera con escapar de sus garras. Ocho meses después de que las autoridades europeas metieran la pata hasta el fondo poniendo en duda la seguridad de los ahorros con su disparatada idea de obligar a los depósitos de menos de 100.000 euros -el listón que protegen todos los fondos de garantía europeos- a arrimar el hombro y sufragar parte del rescate, los chipriotas siguen sin salir de su asombro. No se creen que el país entero tenga que pagar por lo que ellos consideran los pecados de unos cuantos poderosos. ¿Les suena?

Heridos de muerte

A cambio de un rescate financiero de 10.000 millones, el Gobierno chipriota se vio obligado a decretar fuertes medidas de ajuste y duras restricciones a la circulación de capitales para evitar una fuga masiva de dinero que ha hundido la economía del país y herido de muerte a buena parte de los comercios de la isla. Chipre lleva ya ocho trimestres en recesión. En septiembre, su PIB arrojaba un desplome del 5,7 % respecto a las mismas fechas del 2012. La Comisión calcula que la economía de la isla se contraerá este año un 8,7 %, pero los expertos hablan de un descalabro del 10 %.

Pero, en Bruselas, quien más preocupa es Portugal. El propio FMI reconoce que, de aquí al 2015, es el más necesitado -en términos de financiación- de los rescatados. El mandato en suelo luso de los hombres de negro tiene fecha de caducidad: junio del año que viene. Es entonces cuando expira el plan de austeridad asociado al rescate (78.000 millones) que pidieron los portugueses en abril del 2011. «Nuestra ambición es poder concluir el programa en el tiempo previsto y sin ayuda adicional. Es una cuestión de honor», proclamó hace un par de semanas el primer ministro, Pedro Passos Coelho. Pero casi nadie cree que vaya a ser capaz de lograrlo.

Línea preventiva de crédito

Es más, casi todo el mundo da por hecho que, cuando se acabe el rescate, Portugal precisará, por lo menos, lo que en el engolado lenguaje europeo se denomina línea preventiva de crédito, que le asfalte el camino de vuelta a los mercados. A los tipos que ahora le exigen los inversores es imposible caminar en solitario. Esa posibilidad está prevista en el fondo europeo de rescate (el famoso MEDE). Tendría a su disposición fondos por valor de hasta el 10 % de su PIB. Por lo que pueda pasar. Con condiciones, claro, como todo en Europa. Contar con ese colchón elevaría la confianza en el país, que debe volver a emitir obligaciones a largo plazo (con un vencimiento superior a los dos años) de forma regular en los próximos meses, ya que dejará de recibir dinero del rescate en junio.