NCG, una pieza más en la pugna entre Repsol y Pemex, con Fainé de por medio

M. S. D. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

21 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los entresijos del contrato que hace un año firmaron en Compostela Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Xunta de Galicia darían para escribir un buen culebrón. ¿Qué se le pudo perder a Pemex en Galicia, con la cantidad de astilleros que hay por el mundo? La respuesta a día de hoy es pública y notoria. El interés de la petrolera no se llama Navantia ni Hijos de J. Barreras, sino Repsol. La paraestatal mexicana tiene el 9,34 % del grupo que preside Antonio Brufau, cuyo segundo mayor accionista es La Caixa (12,9 %).

Esta participación de Pemex en Repsol se ha convertido en un serio obstáculo para que la mexicana pueda aliarse con YPF, expropiada por el Gobierno argentino en el 2012, para la explotación del yacimiento de hidrocarburos de Vaca Muerta. Brufau ha rechazado toda posibilidad de negociación con el Ejecutivo de Kirchner y prefiere seguir la vía de los tribunales.

Ante esta posición enrocada, Pemex, que ayer desmintió su interés por tomar el control de la compañía con la compra de un 10 %, tal y como circuló por algunos medios; sí podría estar tratando de moverle el sillón a Brufau, con el apoyo de La Caixa, con quien la mexicana mantiene óptimas relaciones; no así con Repsol.

Intercambio de influencias

Y he aquí que entra en escena un nuevo protagonista, la nacionalizada NCG, ahora en pleno proceso de subasta. Es conocido, aunque no muy público, que hace pocas semanas el presidente de La Caixa, que participa en la puja por la entidad gallega, mantuvo una reunión con el presidente de la Xunta. De su contenido no dieron cuenta ninguna de las dos partes, pero a nadie se le escapa que el motivo de la visita, al igual que otras realizadas, tendría como clara misión la búsqueda de influencias favorables para la oferta catalana. Un elemento a tener en cuenta es que la entidad que preside Fainé estaría en condiciones de garantizar, a cambio, cierta influencia sobre la petrolera mexicana (con quien, recordemos, comparte accionariado en Repsol) para que esa licitación de los floteles tenga como adjudicatarios a los astilleros gallegos Navantia y Barreras.