Olivier Le Nezet: «En Francia, la pesca no atrae a los jóvenes ni siquiera en crisis»

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Blue Fish intenta contrarrestar en Europa la imagen negativa del sector

11 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Olivier Le Nezet vio en Severino Ares a su «hermano pequeño». Porque, en definitiva, la FREMSS (Fundación Rendemento Económico Mínimo Sostible e Social) que preside el coruñés es, a menor escala, en un plano regional, lo mismo que Blue Fish, la organización que el francés encabeza y que pretende ser en Europa el altavoz de un sector que busca una pesca perdurable y sostenible, entendida esta en sus tres vertientes, la medioambiental, por supuesto, pero también la económica y la social. Y es que gran parte del problema de la mala imagen del sector es, precisamente, que «el pescador no habla mucho, no es un comunicador» y permaneció callado cuando las oenegés medioambientalistas lo acusaban de todos los males de los mares del mundo. La realidad, para Le Nezet, es bien distinta. «La pesquera es una profesión que no tiene que avergonzarse de nada». Lo dijo la pasada semana en el primer congreso sobre sostenibilidad social del sector pesquero celebrado en A Coruña.

-Ha escuchado los lamentos del sector gallego. ¿Son los mismos que en Francia?

-Desgraciadamente, los problemas son los mismos, pero también las inquietudes y los objetivos son idénticos: promover las buenas prácticas pesqueras y conseguir que los profesionales y las comunidades costeras puedan seguir viviendo de la pesca. De ahí que es bueno que Galicia y España, Bretaña y Francia y otros países unan su voz para comunicar mejor sus problemas a las Administraciones europeas, porque al sector le cuesta hacerse oír.

-¿Qué es Blue Fish? ¿Y cuál es el nexo que presenta con FREMSS?

-Blue Fish es una oenegé, una asociación europea de promoción de la pesca sostenible y responsable que se creó en marzo en Bruselas, en presencia de eurodiputados, entre ellos la española Carmen Fraga, con presencia del sector extractivo y de la industria de transformación, pero también científicos, Administración y oenegés ¿Que qué tiene en común con FREMSS? Que FREMSS es el hermano pequeño de Blue Fish, uno a nivel regional y otro europeo, pero tienen un interés común y por eso sería bueno que se integrasen para valorizar los intereses de la industria, pero también de las familias que viven en las zonas costeras, cuya opinión, hasta ahora, no se tenía en cuenta porque se atendían más las preocupaciones medioambientales que las oenegés dicen trasladar de la sociedad civil, que más bien es una sociedad civil más de las grandes ciudades de Europa que de las zonas costeras.

-¿También en Francia se tiene la sensación de que Bruselas cuida más el aspecto medioambiental que la parte económica y social?

-Sí, el enfoque medioambiental prevalece sobre el económico y social. Blue Fish lo que intenta es poner los tres pilares al mismo nivel. Debemos proteger los stocks, debemos proteger las empresas y debemos proteger al pescador. Debemos poder modernizar la pesca, hacerla perdurable, no permitir la discriminación de artes (no hay artes malas, sino malos usos de las artes) y debe ser más homogénea. No hay ninguna industria que disponga solo de un año para modernizarse. Hay que poner los medios para que se pueda pescar no más, pero sí mejor y en mejores condiciones y poder crear empleo, pues desde hace unos años hay mucho más recurso que lo permite. Por tanto, deben promoverse las buenas prácticas y dar un futuro a más largo plazo que el de un año para hacer atractiva la profesión para los jóvenes. Por ejemplo, en Francia, a pesar de la crisis, los jóvenes no quieren ir a la pesca porque las oenegés medioambientalistas aseguran que no hay pescado y que no hay futuro. Todo esto es una comunicación negativa, dogmática, y que hasta ahora no había encontrado respuesta. Blue Fish quiere hacerlo ahora con un mensaje más sencillo que los eurodiputados puedan entender, pues la pesca es muy técnica.

-Ha dicho en el congreso que no se debe hacer pagar a los pescadores de hoy por los errores de ayer. ¿Ha cambiado la pesca?

-Hace años, incluso las administraciones y los científicos mismos animaban a pescar porque creían que los recursos eran inagotables. Es más, se otorgaba una bandera azul, una especie de trofeo, al barco que traía más pescado en el menor tiempo. Hoy es el pabellón verde el premio, el que trae menos pescado, pero con más valor. En Bretaña en quince años se ha destruido la mitad de la flota. Se ha adaptado el número de barcos a los recursos disponibles, se ha mejorado la selectividad para proteger a los juveniles, se trabaja con los científicos para tener el máximo conocimiento del estado de los recursos para su explotación óptima. Los recursos han mejorado. En el 2007, el 5 % de los stocks se explotaban de forma sostenible y en el 2013 constituyen el 65 %. Por tanto, es una pena que después de 20 años se haga pagar a los pescadores de hoy por los errores del pasado, que son los que más esfuerzos han hecho y están más sensibilizados con el medio ambiente. El marino quiere continuar viviendo de su oficio. Si no hay pescado, no hay pescadores, y si no hay pescadores estos no podrán alimentar a sus familias. Y si sigue creciendo la población, habrá un problema de hambre, porque nos vamos a comer los teléfonos móviles.

-¿Por qué Francia se opone a que suba la cuota de merluza?

-El problema es más la incoherencia de Europa, que no puede, después de varios años de estar disminuyendo el cupo un 5 %, subirla al 50 %. Si se pone demasiado pescado en el mercado, los precios van a caer. Los científicos hasta ahora nunca han tenido en cuenta cuestiones de mercado que son tan importantes como las del medio ambiente.