La industria naval española se sitúa ya a la cola de la construcción de buques en el mundo, según el último ránking publicado por la sociedad de clasificación Clarkson, con datos recopilados hasta el 31 de julio de este año.
El líder indiscutible y a distancia del resto es China, primera potencia mundial, seguida de Corea del Sur y, algo más distanciado, Japón.
El sector no levanta cabeza y sigue sin contratar carga de trabajo, a pesar de la entrada en vigor del nuevo sistema de arrendamiento financiero, que sustituye al anterior e ilegalizado tax lease. El problema es la inseguridad que el nuevo esquema sigue generando desconfianza entre la gran banca.
La Asociación de Pequeños y Medianos Astilleros, Pymar, ha vuelto a denunciar que aunque desde noviembre del 2012 está aprobado el nuevo tax lease, los astilleros siguen sin poder contratar nuevos barcos «porque aún no se ha terminado de resolver la devolución relacionada con el anterior método».
La patronal de los astilleros contesta así al comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, quien aseguró que se hizo una «demagogia repugnante» cuando se dijo que la devolución de las ayudas obtenidas por este sistema de financiación iba a suponer el fin del sector y la ruina para miles de familias.
Fuentes de la patronal de los astilleros advierten que no quieren polemizar con un comisario europeo: «Su papel es el de defender a la industria y la competitividad de las empresas europeas, y confiamos en que haga eso», dicen. Pero a renglón seguido añaden que siguen sin poder contratar porque no se ha resuelto del todo la devolución de las bonificaciones, por lo que reclaman que «lo que se debe hacer es garantizar la confianza de los inversores».
Según los astilleros, las ayudas a reintegrar, que se han cuantificado por parte de Hacienda en un máximo de 126 millones, se están devolviendo, de manera que «no es necesario esperar a que haya acuerdo entre la Comisión Europea y Hacienda para la recuperación».
La patronal recuerda que «afortunadamente, el fallo de la CE con respecto a la financiación del sector naval fue mucho más benévolo que el primer borrador de Almunia».