Una condena al amarre sin un futuro hábil a corto o medio plazo

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

09 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

A pesar del mazazo recibido, la voz del presidente de la patronal cefalopodera (Anacef), Francisco Freire, no acusaba apenas el golpe: «Aquí nadie se rinde; hay que seguir peleando». Desde luego, el panorama no es nada halagüeño, pues la decisión de la Eurocámara «nos condena a seguir amarrados y sin expectativas de futuro a corto o medio plazo». A largo ya aparecen tres escenarios: el desguace, por el que ya han optado seis buques y podrían sumarse más; las licencias privadas en Gambia y Guinea Conakry, y la recuperación del acuerdo de Guinea-Bisáu (en suspenso tras un golpe de Estado) o la adaptación del barco para la pesca demersal en Marruecos, siempre que se flexibilicen las condiciones.

Esa resignación de los cefalopoderos tiene una explicación: «Ya estamos acostumbrados a que todas las decisiones de Europa en materia de pesca ataquen a España y a su pesca extractiva, su flota industrial y, en concreto, contra el arrastre», dijo Freire, que hizo hincapié en el mal precedente que sienta esta «mala negociación» que se llevó con Mauritania.

Los satisfechos

Pero no toda la flota gallega discrepa con el resultado de la votación. Los palangreros de fondo no ocultaron su satisfacción por que haya prosperado el acuerdo. También han aplaudido los marisqueros andaluces, que el próximo día 1 zarparán a comprobar si es rentable pescar pescar allí, aunque «hay que empezar a trabajar ya para modificar este acuerdo, porque los cefalopoderos tienen que estar ahí», explicó ayer Ángel Muriel, presidente de Anamar.

La Consellería do Mar valoró negativamente la aprobación del protocolo por dejar fuera a la flota cefalopodera, de la que, según apunta, solo un barco tiene base en Galicia. Ana Miranda, del BNG, reclamó que se busquen nuevos caladeros para una flota que lleva 14 meses amarrada y que continúen las ayudas mientras no haya recolocación.