España, en plena visita de la troika, recibió ayer el inesperado apoyo del vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, quien aseguró, por primera vez, que el Gobierno Rajoy cuenta con «grandes posibilidades» de no tener que prorrogar el rescate bancario de hasta 100.000 millones aprobado a mediados del 2012 y que expira el 31 de diciembre, y del que se han utilizado 41.000. Todo un espaldarazo a las tesis del ministro De Guindos, que el fin de semana, en la reunión del Eurogrupo en Lituania, veía cómo el presidente del consejo de ministros de la eurozona, Jeroen Dijsselbloem, y el propio Rehn eran muy cautos al pronunciarse sobre la prórroga: «Aún es pronto para decirlo. La decisión se tomará el 15 de noviembre».
Pero ayer en Italia, apenas 72 horas después de estas palabras, el mandatario comunitario despejó el camino volviendo a alabar las reformas estructurales, sobre todo la bancaria, que Rajoy ha impulsado. «España tiene grandes posibilidades de salir de este programa a finales de año sin ningún tipo de fórmula de seguimiento. Va por la buena senda, lo que supone muy buenas noticias para Europa», subrayó tras reunirse con el ministro italiano de Economía y varios parlamentarios.
De Guindos ya tiene las declaraciones que quería para abonar un posicionamiento que aún tiene mucho camino que recorrer en el tablero político «España no necesita prorrogar la línea de ayuda. Expira el 31 de diciembre», enfatizó el fin de semana en Vilna, donde se reunió con sus homólogos de la eurozona y de la UE. Ayer, en Madrid, volvió a insistir en ello. Esgrimió que el déficit se va a cumplir, que el Tesoro se financia en los mercados y que hay un ahorro de 5.000 millones en los intereses de deuda.
Pesado lastre
La decisión, sin embargo, aún no está tomada. No son pocos los altos funcionarios comunitarios que, cansados de ingratas sorpresas, apostarían por mantener viva algún tipo de ayuda a España en caso de que las turbulencias del mercado volvieran. De no existir ese colchón de seguridad en un escenario adverso, obligaría a las partes a firmar un nuevo memorando. Rajoy, sin embargo, desea a toda costar presentarse a las elecciones europeas de mayo sin ese lastre.