Bruselas y el FMI concentran toda la presión sobre el paro español

Iñaki Castro BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

Colas para entregar currículos en Empregalia, la feria de empleo organizada en Vigo el pasado abril, que despertó el interés de miles de ciudadanos.
Colas para entregar currículos en Empregalia, la feria de empleo organizada en Vigo el pasado abril, que despertó el interés de miles de ciudadanos. m. moralejo< / span>

Diluyen las exigencias por el déficit y reclaman un gran pacto nacional por el empleo

12 ago 2013 . Actualizado a las 09:20 h.

El auténtico drama de la crisis ya no se esconde tras los decimales de las cifras del déficit y las convulsiones de los mercados. Con los parqués estabilizados y la UE convencida de que no se podía apretar más con los ajustes, el desafío de España para los próximos años ha quedado completamente al descubierto. La alarmante tasa de paro, casi 6 millones de personas, un 26,26 % según el último registro del pasado julio, que en Europa solo puede compararse con la de Grecia, empieza a acaparar toda la atención de las instituciones internacionales.

El resultado es una creciente presión que se ha concretado en el planteamiento de una bajada general de sueldos para acelerar la creación de empleo, contestado desde España con un rechazo unánime y frontal de sindicatos, patronal y Gobierno.

El Fondo Monetario Internacional encendió hace unas semanas el debate sobre la necesidad de medidas drásticas para consolidar una fuerte reducción del paro más allá de posibles efectos estacionales. En su informe anual sobre la economía española, la entidad explica que el Gobierno de Mariano Rajoy se encuentra ante su reto más complicado tras haber logrado una «pronunciada» bajada del déficit. Los expertos del organismo monetario internacional no llaman a ningún tipo de relajación, pero reconocen los esfuerzos del Ejecutivo central y de las comunidades para equilibrar sus cuentas. En el caso del paro, apuestan por decisiones de calado para generar puestos de trabajo con unas perspectivas de crecimiento anémicas durante los próximos cinco años.

Imposible sin un PIB sólido

El Fondo admite que «históricamente» España no ha sido capaz de reducir el paro con tasas de expansión del PIB inferiores al 2 % y, según sus propias estimaciones, no puede esperarse un entorno tan benigno hasta el final de la década. En el 2018, último año que reflejan las previsiones, el crecimiento apenas tocaría el 1,2 %. Ante esta situación, el organismo dirigido por Christine Lagarde aboga por profundizar en la devaluación interna del país para alentar un despegue económico robusto.

La palanca de este proceso sería una fuerte bajada salarial que corte de raíz los despidos y favorezca la contratación, dos objetivos que estimularían el consumo, las exportaciones y las inversiones empresariales. Los especialistas del FMI, que visitaron España recientemente, apoyan su teoría en una simulación numérica. Sus cálculos indican que con una rebaja de salarios del 10 % en dos años, el crecimiento se dispararía.

El impacto en la tasa de desempleo sería vertiginoso. Antes del 2016, se situaría por debajo del 20 % gracias al tirón del consumo. La receta del Fondo incluye una aportación decisiva del Gobierno a través de un recorte en las cotizaciones sociales. Pese a la importancia que otorga a las cifras, el Fondo considera que toda la estrategia debería comenzar con un gran pacto entre la patronal y los sindicatos.

Más flexibilidad

Mientras se analiza la viabilidad de un acuerdo, el informe plantea no quedarse parados y apretar con los cambios emprendidos. En concreto, se aboga por un nuevo impulso en la reforma laboral centrado en distintos aspectos. El eje central sería aumentar la flexibilidad en las empresas para ajustar salarios y horas de trabajo a su situación económica.

El Fondo también martillea con otra cuestión que provoca escalofríos en las instituciones de Bruselas. Insiste en que España debe volcarse en la reducción de su nivel de paro juvenil, situado en el 56,1 % según las estadísticas comunitarias.

Bonificaciones

Para ello, una de las apuestas pasa por ofrecer bonificaciones fiscales por la incorporación de jóvenes a las plantillas, una medida que se extiende a los trabajadores con dificultades de colocación por su baja cualificación. Además, se insiste en la importancia de acabar con la tradicional dualidad de contratos temporales y fijos. La propuesta es reducir el número de vinculaciones legales y avanzar hacia un modelo único con indemnizaciones crecientes en función del tiempo pasado en la empresa.